
La edición de Mondadori del Diario (otro Diario) de Jules Renard (1964-1910) es una ristra de aforismos. Un diario limón, es, por ácido, por desinfectante, que vemos gotear en el ojo del prójimo, y como somos bastante cabrones nos hace gracia ver al prójimo menearse de puro fervor mientras se frota el ojo escocido. Pero también es nuestro ojo, y el ojo de Renard, que no se arredra ante nada.
Copio aquí algunas cosas:
"29 de mayo. Por fin soy calvo. ¡Mejor así! ¿De qué me servían los cabellos!"
"No entiendo nada de la vida, pero no digo que sea posible que Dios entienda algo"
"¿Seguro qué nacimos para vivir?"
"Intentan que sus bostezos parezcan sonrisas"
"Tormenta. Temo al rayo inteligente."
"El feminismo es no contar con el príncipe azul."
"¡Y cuidado! En este mismo momento exageras, haces frases. Ya no eres sincero. En cuanto quieres mirarte en el espejo, tu aliento lo empaña."
"Para triunfar hay que escribir inmundicias o bien obras maestras. ¿De qué siente usted más capaz?"
"Así, somos indiferentes a las desgracias de los demás, a menos que nos causen placer."
"Para triunfar de veras, primero tienes que triunfar, y luego que los demás fracasen."
"¡Qué estéril es la vida de un hombre de letras que no triunfa! Dios mío, yo soy inteligente, más inteligente que muchos. Es evidente. Ya que leo La tentación de san Antonio sin dormirme."
"Nuestra vida parece un ensayo."
"Soy ese señor que siempre tiene -¡ay!- la frasecita divertida."
"Pienso en alguien que ya ha muerto. Y también tú, al leer esta frase, piensas:
-Él también está muerto."
"Uno siempre se equivoca sobre sus contemporáneos. Así que no los leamos."
"Los ausentes siempre se equivocan al regresar."
Y bien; hay también muchas greguerías, o pre-greguerías, porque aún no las había inventado Ramón, o más bien, no les había puesto nombre.
Lúcido, cínico, sincero y "triste como un Verlaine de pueblo".