Espasa (Austral) acaba de publicar la biografía de Valle-Inclán que escribió Ramón. 19,90 euros, toma ya, una cosa tan fea a la vista. Es una edición especial en tapas duras; con una una camisa de papel satinado bastante vulgar. Y no es que sea un libro para leer; es un libro para tener, para hojear, para que te lo lean mientras duermes a ver si algo queda. Se añade a la coña que el prólogo es de Trapiello. Lo abrí en la librería; no pude resistirme a saber, y además era gratis, qué decía el ilustre diarista de tales señores; empieza confesando que no cumple los rigores de prologuista, pues ni es de Ramón ni de Valle, ya que ambos son muy suyos y el suyo de ellos no es el suyo de él. Es lo que vino a decir, liando un poco la cosa.
Vamos; ni se pirra por Ramón ni se pirra por Valle. Pero el prólogo lo escribe. También es verdad que quién leches lo iba a escribir; no hay un valle-inclaniano decente y famoso ni un ramoniano tan llamativo que le vayan al pelo a tal homenaje; homenaje a sí mismos, a Austral. ¿Juan Manuel de Prada? ¡Huyamos! Que seguro que ahora no nos coge; de alma no sé, pero de cuerpo es mucho cuerpo para tan esbelto libro, que hace dos o tres ramones y catorce valle-inclanes, y ya se sabe que cada uno escribe como es, el gordo escribe gordo y el delgado escribe bien... Pues sí, es un libro que tiene cosas divertidas; yo no me lo compré; soy un ladrón frustrado. A mi me hubiera gustado ser un gran ladrón de libros, o ya que nos ponemos de bancos. Pero no tengo cojones para robar libros, que no está tan mal visto, y mucho menos para robar bancos. Algún día contaré mis escasas incursiones en el mundo del crimen desorganizado de hurto de libros; empezaba a sudar solo salir del portal.
El caso es que este libro lo leí hace tiempo; me lo dejaron. La edición de austral clásica; ahora austral brilla; sí, los marcos de cuadritos de colores (verde; ensayos y filosofía) ahora deslumbra; parece que les pasaron la pulidora. Anoté de aquella alguna cosa que escribe Ramón o que cita de Valle (el que guarda siempre tiene). Son muy interesantes.
“Yo le oí alguna vez su teoría del escribir, según la cual hay tres maneras de escribir: de rodillas, de pie y en el aire. De rodillas escribió Homero, que se redujo a adorar a sus héroes, a glosar sus hechos con una admiración suprema. De pie escribió Shakespeare, que ponía a los hombres y sus problemas por delante de él y los discutía y resolvía como mejor le parecía. En el aire escribió Cervantes, que idealizaba en el aire y el viento a sus personajes, dejándoles colgados de lo aéreo.”
“-¿Se habrá acabado el arte, don Ramón?
-El arte no se acaba nunca –me repuso- y no se acaba nunca porque el arte sirve para pasar el invierno, ya que el arte es siempre primavera.”
“El arte es estar pidiendo limosna al cielo a la puerta del templo.”
"Los siglos no pasan... ¿Alguien los ha visto pasar? Es el mismo siglo que vuelve a usarse.”
“En el entierro a un amigo dice al oído del que le acompaña:
-¡Qué felizmente debe pudrirse uno en esta paz!”
Y bien, ahora Valle descansa sus huesos (iba a decir se pudre) cerca de mi casa; a las afueras de Santiago. A veces voy andando y le leo una página del Código Da Vinci; y acerco la oreja a la lápida a ver si se revuelve...
Dijo no sé dónde, Valle (y ese es el Valle que me gusta y de la manera que me gusta); “Yo no aspiro a enseñar, sino a divertir. Toda mi doctrina está en una sola frase: ¡Viva la bagatela! Para mí haber aprendido a sonreír es la mayor conquista de la humanidad”.
Y para acabar una cita que no demuestra nada ni quiere demostrar nada pero que me hace gracia, como ejemplo; pues sí, es sabido que Trapiello se caga en los santos escritos de Valle con frecuencia (supongo que la tirria tendrá algo que ver con la defensa de Galdós, al que Valle despreció después de muerto, asignándole el patronazgo de la Garbancería literaria, cuando en vida lo acosó con zamalerías y peloteos varios, cosas de la vida) pero, chico, Trapiello (que tiene buen gusto y tiene que ser buen tipo porque le gusta Galdós), a mi a veces me recuerda a... Valle.
Yo lo leí y más de una vez, sobre todo en los Diarios (esos tochos cada vez más tochos), encuentro fragmentos, bonitos, que suenan a Valle; valga el ejemplo:
“La lluvia arrancaba de las viejas tejas el sonido opaco, primitivo y monótono de un romance medieval, y al correr por los canales parecía acompañarse de su lamento propíncuo y desgastado”.
En El Mundo, vía encuentro digital , que se dice, con Trapiello me encuentro esto;
"8. ¿ Porqué no le gusta Valle Inclán? A mi me parece un auténtico genio de la literatura y Luces de Bohemia uno de los mejores libros.