Qué buen retrato, y qué gran personaje la retratada.
"Sophie Evans habla despacio con un curioso deje entre castizo, catalán y húngaro. Es educada. Flemática y modosa. De una timidez infantil. Alta, delgada, de constitución atlética, pecho perfecto y caderas amplias y ondulantes. De las pocas estrellas del porno que no han sucumbido a la silicona. Un ejemplo de pornostar europea frente al californiano de adictas al bisturí. El aclarado pelo rubio recogido, boca grande, nariz de María Callas y unos bellísimos ojos verdes. Vaqueros ceñidos, mínimo top y botas de altísimos tacones. Maquillaje excesivo. Está recostada indolente en un sofá desventrado del camerino de la sala Bagdad, el templo barcelonés del sexo duro. A su lado, sus uniformes de trabajo envueltos con mimo en fundas de tela: "El vestuario es importantísimo; me gasto lo que haga falta; éste es el de policía con su porra y su gorra; éste, de colegiala; aquél, de enfermera hecho de látex, y el que más me gusta, el de ninfa con sus alitas". El elegido para su primer número esta madrugada es el de corredora de fórmula 1: rosa chicle, ceñido como un guante y escotado hasta la cintura." [Jesús Rodríguez en El País Semanal]
Me llama la atención la palabra desventrado. ¿Existe desventrado? ¿Se lo sacó de la manga? Existe ventral (de vientre). Aunque si no existe debería existir; es más concreta y da ese tono gansteril al lugar.
También es curioso lo que dice cuando le preguntan en la entrevista si ella consume mucho porno. Dice:
"–Me da corte. Como soy amiga de los protagonistas, no me excito viéndolos. No me pone. Son amigos. Y a lo mejor he cenado la noche anterior con ellos. Los veo y no se me ocurre pensar: "¡Qué bueno está este tío!", sino "¡qué ilusión verlo!". Además, cuando veo una peli estoy todo el tiempo pensando: "Esa penetración está mal hecha o no se ve bien o no me gusta el decorado". Lo veo desde el punto de vista profesional y no disfruto."
Es lo mismo que les pasa a los músicos casi siempre, cuando la música ya es en mayor medida información. Y es lo que pasa con los libros a los que escriben. Lee a veces uno, por desgracia, más como un juez que escucha al acusado sopesando si condenarlo o salvarlo (y hasta como un asaltacaminos que corre a su cueva con el botín) más que como un lector que lee sin otra ambición que leer. Aunque siempre queda, me imagino, por muchos compromisos profesionales que tenga alguien, un reducto en uno en el que follar, leer, o escuchar música, sea ese placer que fue alguna vez y que le da sentido a todo. Y si no es así, la cosa va mal.
2 comentarios:
Pues sí, es un artículo muy bueno, escribe bien este J. Rodríguez. Me ha recordado al de Foster Wallace en "Hablemos de langostas" sobre una Feria del Porno, aunque en otro estilo, sin tantas digresiones, claro.
Me ha hecho gracia esta frase: "En diciembre de 1975, con el cadáver de Franco aún caliente, Juani levantó sobre un polvoriento tablao flamenco de posguerra este santuario del porno español".
Podría ser el comienzo de una gran novela, ¿no?
Sí, a mí también me recordó (el tema va por ahí, claro) a Foster Wallace en ese artículo.
Sí, hasta dan ganas de escribirla. Esa Juani, mucho tendría que contar...
Feliz vuelta.
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