28/4/08

El discurso

Como después de comer tengo algo de tiempo le echo un vistazo al discurso de ingreso del joven Marías en la Academia. Los que me conocéis quizá sepáis que leo con más o menos gusto los artículos y alguno de sus relatos, pero siempre acabo dejando a un lado sus novelas, o las cato a trozos, por temporadas. Me pasa con algunas lecturas que me dan unas ganas insoportables de escribir, o de salir a pasear, o de echarme a la bebida. Me revuelvo en el asiento, me rasco una pierna, empiezo a hacer subrayados o anotaciones en los márgenes que nada tienen que ver casi con lo leído. Me pasa con las novelas de Marías y me pasa con alguna poesía y me pasaba con la ley del Procedimiento Administrativo cuando intentaba aprobar unas oposiciones, sin mucho convencimiento, la verdad.

Está bien el discurso. Y está bien la respuesta del profesor Rico (por cierto, qué guasa; "las novelas de JM están muy bien"), que para mí tenía su gracia en cierta época cuando alucinaba con ese artefacto literario que es el Lazarillo. Qué perrera cogí en su día con ese libro; lo mismo que ahora con Los Soprano, y al parecer el ilustre académico también. Se ve que le van los bajos fondos, como a uno. Pues resume así el discurso, don Francisco Rico, que es a los académicos lo que Baltasar Garzón a los jueces, un divo, aunque gracioso. Esto: “ JM ha empezado su discurso conuna confesión de humildad y lo ha acabado con una manifestación de arrogancia. El razonamiento,dejado en los huesos, viene a ser éste: contar la realidad es empresa imposible, porque toda realidad es infinitamente compleja, multiforme, y el lenguaje no llega a abarcarla por entero;precisamente por esa imposibilidad, sólo el autor de ficciones puede contar las cosas por entero,porque incluso cuando asume elementos reales las cosas no tienen más dimensión que el lenguaje y es el tránsito a la ficción lo que les da una realidad inalterable y permanente.”

Marías viene decir por lo tanto que no se puede contar nada (o el “no sé para que cuenta uno nada” de su trilogía), o que no se puede contar nada con pretensiones de ser realista o fiel a la realidad. O que sólo la ficción lo abarca todo y es la única de la que podemos fiarnos, por no buscar una falsa verdad, a todas luces, imposible de alcanzar. Etcétera. De ahí a la cita magnífica de Cioran hay un paso: “Yo sé que todo es irreal, pero no sé cómo probarlo”. Es cierto, empieza modesto Marías afirmando que “nuestra labor [de novelistas] no solamente es pueril, sino absurda, una especie de trampantojo, un embeleco, una ilusión, una entelequia y una pompa de jabón”, para acabar con esto: “Quizá sea tan sólo —y no es poco, bien mirado— porque, pese a todas las dificultades, las habidas y las por siempre haber, seguramente seamos los únicos que podemos contar sin atenernos a nada y sin objeciones ni cortapisas, o sin que nadie nunca nos enmiende la plana ni nos llame la atención y nos diga: «No, esto no fue así».

La próxima trilogía, pentalogía, sextalogía, o lo que sea, de Marías, quizá convierta a todos esos académicos en espías o terroristas o asesinos, todos un poco pedantes y plomizos, y quizá de esa guisa los saque para la posteridad, por saeculum seculorum. Amén.

8 comentarios:

M. dijo...

Arcadi se ha enfadado muchísimo con Javier (o lo que ha dicho Javier ha enfadado muchísimo a Arcadi). En fin: estos intelectuales. Si aprendiesen a coser.

http://blogs.elmundo.es/elmundo/2008/04/28/
elmundopordentro/1209374171.html

y

http://www.arcadiespada.es/2008/04/27/un-veneno-infesta-la-literatura/

M. dijo...

El primer enlace córtalo y pégalo por líneas (la de arriba y luego pégale la segunda, que no sé qué carajo hice).

Aperta

M. dijo...

Por cierto, debe de estar contento Trapiello: protagonista ayer en todo un discursazo de ingreso en la Academía. Trapiello escribe sus diarios lanzando aquí y allá sus cosas, y Marías se venga en su discurso de ingreso en la Academoa. Gana Trapiello, por tanto.

"Poco importa que a Don Quijote o a Sherlock Holmes les hayan surgido escritores aprovechados (a Cervantes le sucedió hasta en vida) que hayan intentado prolongar sus aventuras y redibujar sus personalidades"

Mabalot dijo...

Lo miro, Manuel, aunque a Arcadi lo tengo un poco abandonado. No sé porqué.
Y no creo que el duelo MaRÍAS-Trapiello dejé muy bien a cualquiera de los dos, aunque son realmente la cara y la cruz de la lit. española, por generación, por estética, y sobre todo porque los dos son insistentes hasta el aburrimiento en sus santorales, tan distintos el uno del otro. Incluso se podría saber si a uno de los dos le gusta un autor sabiendo qué le parece sólo al otro. Uno, que si Benet hasta en la sopa, y el otro Galdós, como si los hubiesen descubierto ellos.

Entiendo que a Arcadi, el periodista, el diarista, le haya escocido el discurso. A mí me ha hecho gracia; tenía un algo de provocador, barriendo para casa, claro...

Me voy a ver Los Soprano...

Aperta, amigo.

El Viejo Fettes dijo...

Lo siento pero las novelas de Marías no me gustan. Me parece como si escribiera en inglés y luego lo tradujera al español con algún traductor de estos malos de internet. En cambio los libros de biografías o curiosidades si me gustaron. En el otro lado, de Trapiello me gustan mucho los diarios y también la poesía. Las novelas algo menos, pero desde luego que están muy bien escritas y no dejan de tener su punto de originalidad. En fin, que soy Trapiellista. Saludos

conde-duque dijo...

Qué buenos los enlaces de Arcadi, Manuel. Son infinitos en sus sucesivos enlaces. Creo que voy a poner a Arcadi Espada en mis links, porque a veces los viajes que propone son la leche.
En cuanto pueda me leo el discurso de Marías y escribo algo.

Mabalot dijo...

Claro que soy trapiellista, o cómo se diga admirar la escritura y el trabajo de este hombre (Solana, insistiendo en Solana...), por algo me habré leído los quince diarios con gran gusto. Cosa que no he hecho con las novelas de Marías, aunque lo he intentado. Ahora, soy curioso, y no tengo miedo a reconocer lo bueno, y hay cosas interesantes, sobre todo sus libros de artículos. Además los dos derivan irremisiblemente, al parecer, hacia el tocho, hacia la espesura. Y los dos están casi convencidos de la inmortabilidad de sus obras, lo que es, se mire como se mire, bastante penoso.

Luis Antonio dijo...

He descubierto tu blog y la primera impresión es muy buena porque abordas una temática que me interesa.
En cuanto a Marías y Trapiello, debo ser un poco raro porque me gustan los dos.
Un cordial saludo y enhorabuena