28/11/07

La casa de los abuelos

Había un alpendre al lado de la casa. Durante años hubo un carro de vacas allí, aparcado, como una parte de la vivienda que cumplía una función misteriosa. En una esquina una lareira en la que se asaban castañas, y cordero, y sardinas. Cuando se hacía de noche poco a poco, solo la luz del fuego y el crepitar de la leña consumiéndose ya daba calor. El suelo de cemento con hojas de pino que llegaban allí como polizones agarradas a las suelas de alguien. O volando.

Arriba, en la casa, se oía a mi madre y a mis tías y a mi abuela hablar en alto. Cuánto más animadas, más alto hablaban. Ya era de noche. Las castañas saltaban, como animalitos sufriendo. Más allá de la bombilla despreciable que no atraía ni a las moscas y el fuego todo era oscuro. No había huerta, ni castaños, ni higuera, ni casetas de unos perros que también formaban parte de la nada negra que era todo ahora. Y por supuesto no había camino hacia el bosque, ni fincas. Quizá había lobos, con sus ojos encendidos como faros de coche, correteando por ahí.

El balón de cuero muerto de aburrimiento en el pequeño reguero que bajaba como frontera natural del alpendre y el patio. Entonces le daba una patada con todas mis fuerzas y desaparecía en lo negro. Se oía botar a lo lejos. Después mi hermano pequeño se perdía también en la negrura, trotando y quejándose como un inocente. El creer que quizá no volviera nunca me hacía sentir raro.

11 comentarios:

M. Domínguez Senra dijo...

Qué relato tan pulido, Mabalot. Si parece un cuadro de Vermeer... El pirlo polizón, la bombilla, todo. Quiero más.
Post scriptum: Los pop-up de Yves Roche y Christian Lacroix, ¿son una indirecta? Ostras, a ver si me voy a tener que arreglar para leerte... Bueno, no me importaría. Lo que haga falta.
Saludos.

conde-duque dijo...

Tremendo. Me gusta mucho también esta faceta del Mabalot que rebusca en detalles y momentos del pasado (como en la historia del perro).
En realidad me gustan todos los mabalots: el del sentido del humor, el de los toques escatológicos, el retratista (¡por supuesto!, que es la especialidad de la casa), el articulista literario, etc, etc.
En este caso, más poesía y más vida. Y un poco menos de literatura (de literaturismo, se entiende). "Los pocos" salimos ganando.
(Diga lo que diga nuestro amigo Castellote de las obras autobiográficos, para mí textos como éste siempre tienen una sinceridad y una vida especial. Y si no es autobiográfico, o no todo, lo mismo da. De eso se trata: que no importa de dónde venga mientras parezca real...)

Mabalot dijo...

Tú puedes venir si quieres en pantuflas y con rulos en el pelo, que no me asusto. O al contrario, igual lo prefiero. Como aquí estás en tu casa, tú misma.

Un abrazo, M.

Conde: "Y si no es autobiográfico, o no todo, lo mismo da. De eso se trata: que no importa de dónde venga mientras parezca real..." Pues eso pienso yo también. Lo jodido es que parezca real. Supongo que siempre es real si uno lo siente como real, al escribirlo. Aunque no lo sea.

Me gusta una frase de Carson McCullers (me gusta todo de Carson McCullers, la verdad): "Todo lo que sucede en mis relatos, me ha sucedido, o me sucederá."

No sabéis hasta qué punto creo en esa frase. Y lo mismo dijo Gabriel Celaya: "Todo lo imaginado responde a una verdad, que si no es, será."

Un abrazo. Por fin pusieron a andar esto de Internet. Se había caído el puerto; suena a catástrofe del tercer mundo.

Gabriela Palomino dijo...

Es una narración que me produce muchas sensaciones. Recordé algunos pasajes de mi vida y me hallé en -en algún momento- en medio de sombras. En general, me gusto.

Un placer volver a leerte, después de tanto tiempo.

A. C. dijo...

Empiezo a ponerme al día con esta estupenda pieza. Da la impresión de que has cogido una voz de la que quieres sacar largas canciones. Supongo que cuando uno da con esa voz, sólo se trata de encomendarse a ella. Y esta voz puede durar muchas, muchas páginas. Enhorabuena por ello. Si me deshago de los rusos (y de los exámenes) leeré La carretera, que está ahí, a un lado del escritorio.

la luz tenue dijo...

Las castañas saltaban, como animalitos sufriendo... Eres genial, Mabalot.
Me gustan estos textos evocadores de la infancia, (recuerdo el del perro), pero también, y coincido con Conde, me gustan los humorísticos, los retratos de la gente, y esos en los que se te nota la mala leche...
Siento lo de la caída del puerto. (Yo, que soy tan torpe para estas cosas de internet, siento esas cosas más que nadie).
Un abrazo.

Mabalot dijo...

El maestro de estos detalles eres tú, J. Manuel, y me muero de ganas de seguir leyéndote también en libro. Menos mal que existe esto de internet, se echa de menos leeros a los de siempre. Buena literatura diaria, y gratis, que aparece con solo encender el ordenador. Es una suerte.

Yo no entiendo nada de esto de internet, tampoco; hube de esperar a que viniera un técnico por si tenía no sé qué de telefónica quemado.

Gracias, Gabriela, por leerme y por comentar. Estás en tu casa. Un saludo.

Esto de la voz, Antonio, no sé si me acaba de gustar. Soy un fanático de las bernardinas y ya llevo unas cuántas leídas, todas y cada una de ellas desde que las descubrí, y eso de la voz yo sé que es un halago cariñoso pero no del todo satisfecho, creo. Ya lo hemos hablado mucho en la tertulia del círculo S. y suena un poco a cadena de la que uno no puede librarse, o tamiz que adquiere todo al pasar por el filtro de esa voz. No hago ningún esfuerzo en ningún sentido, ni para disimular nada ni por lo contrario. Me gustaría en todo caso lograr a veces una prosa más neutral, si es que existe eso, en algún relato, pero cuando escribo me dejo llevar y mando al cuerno lo que pensaba. En fin, al menos que no sea una voz demasiado destacada, para que se vea algo lo que trae, y eso creo que poco a poco lo voy mejorando.

Un abrazo, Antonio, siempre bienvenidas tus palabras, si son tan halagadoras y si no lo son también. Hay que resucitar el Círculo, aunque ya lo hizo Luisa con un relato de la leche.

Sí, mucha curiosidad por leer tu reseña de La carretera. Y estoy disfrutando con tus rusos, Karpov incluido.

Anónimo dijo...

Buen apunte Mabalot -parece daguerrotipado- y el final oscuro igual hasta es mejor que el de La carretera.
Un abrazo.

conde-duque dijo...

¡¡¡Mabalot, sigue el diálogo que has empezado en mi casa, que dentro de un rato de voy!!!!

conde-duque dijo...

me voy, quería decir

Mabalot dijo...

Gracias, Diarios, se agradece la amabilidad. Un abrazo.