22/3/07

Receta para ser feliz, o algo que se le parezca

Hace unos días me encontré a un exconselleiro de la Xunta en una librería pidiendo el siguiente libro "Cambio de vida: Como me hice rico".

-Todos mis amigos me hablaron muy bien de él -dijo dicharachero, con una sonrisa de hombre sin traumas.

Yo me imaginaba a todos los exconselleiros con unos martinis tumbados al lado de una piscina de un chalet a veinte metros de costa con un sol cojonudo y riéndose a carcajadas como hippis fumaos mientras una Pataky les dejaba una bandeja de percebes y unos camarones a la plancha.

-Ese libro, Pepe, te va a dar ideas... ya verás.

A falta de dioses y más allás, libros de autoayuda. Más barato salía rezar, pero los tiempos son los que son y ya no hay forma de tragarse sables ni de dormir sobre colchones de pinchos sin que uno se crea un poco jilipollas y le acabe doliendo de verdad tanto apuro.

Sigue uno con el caso Arlt, ese taradito genial del barrio de Flores en Buenos Aires (el mismo donde vive César Aira, otro monstruo bueno), al que en este artículo le piden la receta para ser feliz. Ah, la terrible sinceridad, la amenazadora sinceridad, que suena un poco a tirarse un pedo en público.

No sé si es buen consejo o no, pero reconforta. Las quijotadas encuentran justificación, y a fin de cuentas eso es lo que importa, no torturarse en cómo no es uno.

5 comentarios:

M. dijo...

¿De verdad te encontraste a un ex conselleiro pidiendo ese libro? Siempre será mejor que atoparse con Pérez Varela preguntando por un disco.

¿Conoces lo de la visita de Cuiña a un ministro alemán? Le flipó a nuestro conselleiro la casa de su colega, y le preguntó "cómo puede ser eso". Y el pavo le señala las autopistas alemanas y le dice: "¿Ves esas carreteras? Pues la mitad, para aquí": señalándose el bolsillo. Y al devolverle la visita, y acojonado el ministro con las riquezas de nuestro conselleiro, le dijo el gallego, señalando el horizonte: "¿Ves esas carreteras?", y como quiera que el ministro no veía nada, le dijo Cuiña, señalándose el bolsillo: "Pues todo para aquí".

En fin. Ya he contado un chiste.

Saludos, colega.

Mabalot dijo...

Te lo "furo". Lo vi, y hasta hablé con él de la posible capacidad del libro para sacarnos de la pobreza a miserables como nosotros.

Yo no sé qué discos escucha el colega P.V. pero de libros parece bastante pragmático. Hace bien.Tiene buen humor y seguro que lo de "La ciudad de la cultura" era una broma que unos cuántos jamados se tomaron en serio, tipo Marcel Duchamp con el orinal, que también era una broma y ahora ya veis, el arte contemporáneo todos son cacas y pises en lata de conservas.

Y de Cuiña mejor ni hablar, porque antes o después acabaríamos hablando de Paco Martinez Soria (su ídolo) y otros hippis igual de respetables que no tienen la culpa de asociar su nombre a este individuo.

Pues sí, se me ocurre; Cuiña sería una mezcla de Paco Martinez Soria y El Padrino, con un toque Xan das Bolas.

Saludo, Manuel.

Portarosa dijo...

Pues sí, se me ocurre; Cuiña sería una mezcla de Paco Martinez Soria y El Padrino, con un toque Xan das Bolas.
¡Genial!

No sé, pero a mí Aira, en ese artículo, me parece un poco optimista.

Abrazos.

Mabalot dijo...

Yo también soy un poco optimista. Gracias, Porto, por lo que me toca.

Portarosa dijo...

A falta de dioses y más allás, libros de autoayuda

Éste es un gran diagnóstico.