1/12/06

Cesare Pavese; un dolor en el pecho

"Has tenido la suerte de conocer una zorra excepcional -en la cumbre de su carrera- armada hasta los dientes -experimentadísima- incluso un poco passée y entristecida, con sentimientos y dulzuras desconocidas en el período estivo y tremendo de su fuerza, que sin embargo no se había acabado -¿has tenido esa suerte y te quejas? Cualquier would-be poeta pagaría a peso de oro esta experiencia, ¿y te quejas? "[16 de marzo de 1938]. En la foto la actriz Constance Dowling, de la que estuvo "locamente" enamorado, y Pavese.
La queja tomó forma de libro, un diario, y se titula El oficio de vivir. A Pavese vivir se le dio tan mal como a cualquiera; quizá él se lo tomó a peor.
"23 de diciembre [1937]:
Ni desengaño ni celos me habían producido nunca este vértigo de la sangre. Hacía falta la impotencia, la convicción de que ninguna mujer disfruta un polvo conmigo, que no lo disfrutará jamás (somos lo que somos) y de ahí esta angustia. Si no otra cosa, puedo sufrir sin avergonzarme: mis penas no son ya de amor. pero éste es verdaderamente el dolor que acogota todas las energías: si no se es hombre, si no se posee la potencia de ese miembro, si se debe pasar entre las mujeres sin poder pretender, ¿cómo es posible hacerse fuerza y aguantar? ¿Hay un suicidio mejor justificado?"
19 de enero [1938]:
La soledad es sufrimiento -el emparejamiento es sufrimiento-, el amontonamiento es sufrimiento -la muerte es el final de todo.
[...]
23 de marzo [1938]: Nunca le falta a nadie una buena razón para matarse. [...] Que no tendremos nunca el valor de matarnos, está claro -véase cuántas veces lo hemos pensado.
16 de agosto [1950]:
Querida mía, quizá tú seas verdaderamente la mejor -la verdadera. pero ya no tengo tiempo de hacértelo saber -y además, si todavía pudiese, queda la prueba, la prueba, el malogro. Veo hoy claramente que desde los 28 hasta hoy siempre he vivido bajo esta sombra -alguien la llamaría un complejo. Diga sin embargo que es algo mucho más sencillo.
[...] Y sin embargo tú eres sólo un pretexto.
[...] ¿Por qué morir? Nunca he estado tan vivo como ahora, nunca tan adolescente."
El oficio de vivir,
Cesare Pavese (1908-1950)
A los dos días se suicidó. El 18 de agosto. El famoso "Todo esto da asco. No palabras. Un gesto. No escribiré más." Y cumple su palabra, no como García Márquez.

¿Se mata para ganar? ¿Es un gesto... literario? No sé; no creo, me parece que no; lo de suicidarse es lo menos; para él no era lo de menos, ya, pero el resultado en este caso sí es lo de menos, por supuesto.
"Uno no se suicida por amor a una mujer. Uno se suicida porque el amor nos muestra en nuestra desnudez, nuestra miseria, nuestra vulnerabilidad, nuestra insignificancia.
Es decir, que no hay ninguna razón a no ser la de haber nacido ser humano y no vaca o chucho. El suicidio le esperaba como a otro le espera una maceta para caerle en la cabeza. Cioran, otro suicida teórico, se quedó en aspirante, y no es menos por ello. Es más; Cioran es el suicidio; el suicidio andante.

El dolor de Cesare Pavese es asfixiante, feo, rancio, tan católico. Apestoso, en una palabra. Es feo como un baño público; sé que existen, yo mismo los he usado, pero prefiero mear sobre una caca de vaca, me da menos asco. Solo es hierba cagada, nada más. El dolor de Cioran es seco, frío (en lo pasional, claro), profiláctico, como un guante. Más que dolerle el corazón le dolía la cabeza, como a Dostoievski. Si leo es para escaparme del corazón, precisamente, por si tiene algo qué decir, este corazón, qué pensar, qué doler, yo qué sé, lo que se le ocurra. Nada bueno se le puede ocurrir al corazón.

Otro doloroso, un rabioso, Céline, sobre su padre:
"... En el fondo tenía buen corazón. Yo también tenía buen corazón. La vida no es asunto de corazón."
Soy un infantil, quiero negar el dolor, la seriedad, las lágrimas que no sean de cocodrilo. Ahora no puedo que soy mayor, pero qué divertido era llorar y reír al mismo tiempo, solo me faltaba estornudar para que el placer fuera completo. Sustituimos estos placeres sencillos después por el sexo, y ya no hacemos otra cosa... que pensar en ello.
"Si joder no fuese la cosa más importante de la vida, el Genesis no comenzaría por allí." [Pavese].
Es tan adulto, este diario, El oficio de vivir, y claro, también escrito por un malcrecido, pero él no habla de otra cosa, quizá porque es un gran escritor. Yo aplico la técnica de la avestruz; no quiero saber nada de lo grave, ni mirar de frente a la vida ni cosas así, soy un cobarde; pero visto desde afuera es ridículo el avestruz, con ese pompis emplumado. De tan mentado hay cosas clásicas dentro del dolor, que ya no inquietan ahí escritas; muerte, amor, vértigo, dolor. Son conceptos filosóficos más que realidad. Son caca de vaca. Prefiero hacer pis sobre la caca de vaca.

Coño, me pongo melancólico. Cuando la felicidad era mear en el campo, sin preocupaciones. Lo de coño metido de vez en cuando es para que el google atrape y traiga por aquí a algún solitario, confundido. Por cierto, más y mejor aquí.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Benquerido (y nunca bien ponderado, que se decía antes, ¿verdad?) Mabalot: gracias por el detalle. Eres injusto conmigo, pero generoso, y lo agradezco. Estoy leyendo Las palmeras salvajes, y pronto le harè un comentario al respecto de Faulkner y Marías, su ardiente admirador. Un comentario (una constatación) que me ha aliviado en cierto modo. Sigo parado. Mais o vento rola. Rola sempre. Un saúdo.

Mabalot dijo...

Un saúdo, colega. Pensaba hincarle el diente a Las palmeras salvajes, también. Espero ese comentario Faulkner-Marías. Un saúdo, y ánimo... a coger los lápices otra vez.

la luz tenue dijo...

He releído La playa, de Pavese, varias veces. En cada ocasión me ha gustado más, como si saboreara su tristeza con más ganas. Es como si estuviera ahí y diera miedo tocarlo y a la vez alejarse de él.

Mabalot dijo...

Luz Tenue, yo leí hace tiempo ese relato y me pareció fenomenal. Lo busqué por casa ayer y no lo encontré. Me gustaba muchísimo ese Pavese.

Anónimo dijo...

Afortunadamente pocos tuvieron una mamá como la de Pavese, creo que este GRAN escritor la pasó tan mal gracias a ella, o mucho por ella.

Mabalot dijo...

Las mamás italianas, como debía ser la de pasolini, son cosa forte. Sociedad matriarcal, el marido es un apéndice. Pero no leí su biografía; de esta hay una escena que aparece en la edición que tengo yo de "el oficio de vivir", que a ver si transcribo un día de estos porque es espectacular; Pavese cayéndose de espaldas al enterarse que la Constance se había casado con otro.
Un saludo, Magda.