20/9/12

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Película surcoreana. Del director ha hablado tan mal ese crítico que no he tenido más remedio que buscar sus películas. Ha ganado un León de Oro hace unos días pero eso me importa poco. O ni me importa ni me deja de importar, que en eso soy muy gallego. Como digo, suelo interesarme por lo que el tal crítico detesta (y detesta bastante, casi no puedo seguirle el ritmo), y por supuesto, escapo de sus recomendaciones. El director, un tal Kim Ki-Duk. He vuelto a recobrar el ánimo cinéfilo; pero nada de barullos. Precisamente pongo Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera. Con ese título la película podría ser el colmo del orientalismo. Me cuesta vencer la pereza. Dos monjes, un viejo y un niño en un templo flotante. El templo, pequeño, como un apartamento de los templos, está anclado en un lago. El lago está rodeado por montañas boscosas. Los dos protagonistas van y vienen en una barca. Mientras, yo me iba bebiendo una tila. Afuera caía la noche y se oían los grillos. Como no tenemos Canal + este año sabré de los partidos por las crónicas. Será un deporte leído e imaginado, como tantas otras cosas. Y está bien, como diría un místico.

La película me gustó. Puede que mucho. En la cuarta parte, que nos trae el invierno (las estaciones del título están para algo), sale el propio director, el mismo Kim Ki-Duk, y al reconocerlo se me ha venido un poco abajo la película. Como si hasta ese momento no tuviese actores delante.

Como a Hitchcock, tampoco a KKD le quita el sueño el asunto de la verosimilitud. En literatura, y también en cine, la verosimilitud vendría a ser como la perspectiva lineal en pintura. A los orientales les importa un pito; no se sirven de ninguna de ellas. Todo sucede con naturalidad cinematográfica aquí. Es una película a la que le interesa la vida, cosa huidiza. Del Tao, se nos explica; "quien lo retiene, lo pierde".

Si sólo supiéramos de Corea por esta película habría que extrapolar el dato siguiente; los coreanos, por raro que parezca, usan gatos blancos para escribir con tinta negra. Pura estadística.

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