15/8/12

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Terminé de leer la correspondencia entre Bernhard y su editor Siegfried Unseld hace unas semanas en un tren. El libro se fue a la estantería, pero. Como si me quedase algo por leer. Y, hoy, antes de perderlo para siempre entre los demás le echo el último vistazo. En las últimas cartas el editor, Unseld, digamos, explota. Es el climax teatral a tanta paciencia de editor toreando al genio. Una carta breve, no, un telegrama, un váyase usted a la mierda. "No puedo más", dice, "me repudia, repudia a mis colaboradores que se han dedicado a usted y trabajado para usted, y repudia a la editorial". Bernhard, también breve, responde al día siguiente [25 de noviembre de 1988]: "[...], bórreme de su editorial y de su memoria." Bernhard había publicado sus libros autobiográficos en otra editorial, lo considerado ya en ese momento como mejor de su obra. Una gran putada para Unseld y la Suhrkamp Verlag. Son éstas las últimas cartas, pero se ven el 28 de enero de 1989; Bernhard muere el 12 de febrero de ese mismo año. Todo lo que se emborronaba por carta lo acababan arreglando en persona. Más o menos. En el informe que escribió Unseld sobre el encuentro tenemos a un Bernhard al que ya no parecen importarle en absoluto esos asuntos editoriales, los contratos, los derechos. Está por encima de todo eso. Sabe que le queda poco tiempo. Unseld cita algo dicho por Bernhard en esa última entrevista: "La vida es maravillosa, el mundo magnífico, vivimos en una época espléndida." Después se muere.

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