25/5/12

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Foto de Juan Rulfo. 

No puedo, se me cae de las manos Augusto. Este tomo RBA. Ya no me da nada. Entre Monterroso y Bob Esponja se me van los ojos a Bob Esponja. Hacen bien los ojos. El cerebro es así de listo. Cerveza fría, dibujos animados, ella y yo, la felicidad esta provisional de ir tirando a ratos. El sol cascándose en los tejados; la ciudad.

Vuelvo atrás. Página 111. Fragmento que titula La vida real: "Ninfa Santos me reprocha que en estos fragmentos hablo siempre de escritores famosos, pero que no he anotado nunca haber visto a un niño en la calle. Pues bien, hoy he visto más de diez niños en la calle, y todos tenían el aspecto de quien no ha comido; uno trató de venderme un paquete de chicles; dos me observaron mientras su madre me pedía limosna."

Qué. Mejor mirar hacia otra parte. Olerle el culo a Rulfo. Quizá sea injusto rescatar este fragmento, aislarlo, reprocharle algo o como reprocharle. Qué; esos niños tan miserables le rompen el corazón. Para que amargarse.

Hace poco le dejé a una amiga, muy lectora de fantasías (espadas, tronos, hadas), el libro de Thomas Wolfe El niño perdido y fue incapaz de leerlo. No era incapacidad como lectora; no, sentimentalmente, el hígado, el nudo en la garganta. Imposible avanzar. Es una novela corta. La conozco; sé que hablaba en serio. Dicho lo cual entiendo que en la literatura se busca sobre todo mirar hacia otro lado. Un manotazo y sacarnos del medio a esos niños con moscas.

Me quedo con Bob Esponja.

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