27/4/12

560 [Apuntes para una poética]

Unos salen del armario, otros salimos de una caja. Qué jodido el mundo; explíquese, nos dice.

POÉTICA no gasto. O no gastaba. Al final uno siempre acaba justificando lo que hace o deja de hacer. Soy un escritor ligero, aunque a veces, dejándome llevar por ciertas lecturas, puedo caer en la tentación de ver en lo invisible. En fin, una ingenuidad. Tampoco está mal, ser un poco ingenuo es bueno, si no acaba uno convirtiéndose en un hombre de provecho. Lo que tengo que decir lo digo, aunque muchas veces no sepa lo que tengo que decir hasta escribirlo. Quizá no tenga nada que decir; escribir para decir algo no deja de ser una forma bastante indirecta de decir cosas, y más cuando no lee nadie.

Detesto las memorias, como género, ese orden, esa premeditación, quizá por lo mismo que detesto la mayoría de las novelas. Las novelas que me gustan casi no son novelas. Puede que sean novelas pero escritas por un autista o un desesperado. En definitiva; un solitario, pero uno muy atento a los demás. Soy un lector nefasto de novelas, pero sigo leyéndolas. Soy quizá peor lector de ciencia; hasta el gran Antonio Damasio, cuyos libros son buenísimos, me acaba aburriendo. Y si hay gráficas o datos estadísticos entonces cierro el libro inmediatamente. Ya tuve bastante. Estoy absolutamente en contra de la superstición estadística. Es la ciencia de la mentira, siempre. La filosofía me interesa, pero no tengo nivel; me quedo en los escritores literarios (Nietzsche y poco más).

Literariamente, y por puro capricho, me he buscado modelos muy distintos, casi antitéticos. Bueno, no los he buscado; han ido apareciendo, la insistencia en los mismos autores significará algo. Al menos Carlos Pujol lo ve bien en su Cuadernos de escritura: "Hay que tener maestros que disientan mucho entre sí, es lo más formativo." Esto me justifica; otra ingenuidad quizá. Puede que no tengan nada que ver entre sí DeLillo y Michon, Cunqueiro y Bernhard, Boswell y Cervantes. Mañana quizá hablaría de otros. Respecto a lo de escribir creo que a veces se escribe como si escribiéramos y eso no vale. Pero alguna vez dejamos de ser autores, de estar escribiendo, para ser escritura. Ahí es cuando sale algo. Esto lo dice Trapiello: "El escritor ha de tener algo del escribano, incluso un mucho, acaso la disposición para no considerar más importante lo que pone él que lo que le llega al dictado, y entonces en ese punto el escritor se desdibuja y queda únicamente su escritura, su palabra por encima de toda forma, ya de nadie, sólo de la forma, como una casa, una montaña, un bordillo de la acera." [El arca de las palabras, pág. 225].

Llevaba escrito lo anterior desde hace ya varios días, aunque por haches o por bes no veía momento de publicarlo aquí. Siempre me salía otra cosa al paso y se ha ido quedando como borrador.

Sigo. No creo en el supuesto no-estilo azoriniano, o creo que es imposible alcanzarlo, aunque sí debería ser la meta de todo autor. Eso; no pensar en el cómo, no querer imponerse demasiado pero tampoco esconderse artificiosamente. Puede que sea imposible no tener estilo; lo que es posible es no querer tenerlo demasiado. Sobre los estilos quizá sea bueno pensar en lo que decía Hockney: "El estilo es algo que se puede usar, uno puede ser como una urraca y roba lo que quiera."

O Klee: "El estilo se encuentra cuando no se puede hacer de otra manera." En definitiva es eso. Sin forzar. Tengo un amigo que siempre dice lo mismo cuando le pregunto por el trabajo; "Suave, sin forzar."

El estilo puede ser cualquier cosa, aunque detesto la ausencia de puntos y comas por eso que llaman experimentación, y que más que monólogo interior me parece un rollo insoportable. En efecto, cualquier cosa, pero encontramos a dos tipos de escritores; los que redactan y los que escriben. La mayoría redactan, más o menos correctamente; algunos escriben, también, mejor o peor. Los que me gustan son los que escriben; suelen estar locos. No les suele ir ni bien ni mal; a veces muy mal, se les hace poco caso en general. Los que redactan suelen vivir como príncipes; se documentan mucho para sus novelas, se aprende mucho leyéndolos. Se dice. Hay muchos diálogos en sus novelones.

Sobre el estilo hay muchas frases; dejémoslo.

¿Ficción, no ficción? Me encojo de hombros ante la disyuntiva.

Le doy vueltas a la frase de Braque: "Hay que escoger: una cosa no puede ser verdadera y verosímil a un mismo tiempo."Ahí queda, para una discusión. Me temo que Braque tiene poco crédito, pero como otros pintores ha sido muy lúcido reflexionando sobre la creación artística.

Para acabar esta especie de poética apresurada, lo más importante. El principio y el fin de todas las cosas. Vila-Matas sobre Hemingway: "[...] incluso el peor Hemingway nos recuerda que para comprometerse en la literatura uno tiene primero que comprometerse con la vida." No sé si nos lo recuerda el peor Hemingway, ni siquiera si nos lo recuerda el mejor, pero parece muy cierto.

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