7/1/12

525

Ayer, a la vuelta. Luces amarillas que todavía no dan luz. El humo blanco de las chimeneas, lento, muy lento. Humo de película polaca. Todas las chimeneas de acero inoxidable, por cierto. Tipografías de discoteca de pueblo, un pub, varios puticlubs, las mismas discotecas rodeadas de coches aparcados. Como una poesía interurbana, de intachable mal gusto. Es lo que nos salva; nada peor para el que se quiere pasar el día pariendo que el buen gusto. Torretas de alta tensión y a sus pies hectáreas y hectáreas de viñas. Gigantes con el rayo amarillo letal en el pecho. Una silla de minusválido bajando la cuesta por el arcén, casi invisible la silla, el hombre serio e indiferente como un saco, como si morir no fuese la peor de las posibilidades o no fuese del todo con él. Al llegar a la vieja ciudad el movimiento permanente; motos, coches, pasos, luz en las ventanas. La vida vuelve a la vida.
*
Sin gafas aparece con unos ojos como de animal todavía invernando.


*
La literatura actual; escribir libros gordos que cuesten entre veinte y veinticinco euros.


*
Uno lee los libros como si fuera la primera vez que son leídos por alguien. Sólo así hay que leer esos llamados clásicos; en realidad, cualquier libro.


*
Lo que menos me gusta de escribir es escribir. Quiero decir reescribir.


*

" Cuando el Viejo Dios abandona el mundo, ¿qué ocurre con toda la fe aún no empleada?" [DeLillo. Mao II, página 16 en la edición de Seix Barral]


*
El dietario mira afuera; el diario adentro. Y lo bueno; que ambos se distraigan de vez en cuando llevándose la contraria.
*
El microrrelato es el suspiro anal del alma, que ya no sabe si teñirse el pelo o dejarse las canas y se lo piensa mientras lee un libro.

No hay comentarios: