31/12/11

El futuro entre exclamaciones

Hace poco oí una conversación en la que una trabajadora de una residencia para ancianos decía que ya no hay ancianos. Podríamos ponerlo entre exclamaciones, pues ahí estaba su cara al decirlo, los ojos muy abiertos, de disgusto: ¡Ya no hay ancianos! Yo a cosas así, exclamadas de esa forma, con los ojos casi en blanco, les tengo un respeto. Las exclamaciones, o llevan a la risa o asustan. Y en esta exclamación estaba todo el susto del presente y por supuesto todo el susto ante un futuro ceniciento. En fin, ya lugares comunes del día a día. El caso es asustarse. Dijo además que los pocos ancianos que llegaban se les morían en un abrir y cerrar de ojos. [...]

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