16/11/11

Las ciudades visibles

Héctor Quintela

Las ciudades existen porque han escrito en ellas. Puede que también se hayan hecho otras cosas en esas ciudades, y de hecho todo parece indicar que se han hecho, sobre todo, otras cosas, además de escribir. Se vive, dentro y fuera de los bares, se trabaja algo. Se sufre, se muere, se resucita por las mañanas, casi siempre. La ciudad se pasea y a veces, en fin, se escribe. Es en la literatura donde la ciudad acaba dejando atrás esa visibilidad escurridiza del presente, que es casi una invisibilidad, esa apariencia de decorado oscuro en busca de obra o de autor, y haciéndose por fin real. Esto se ha dicho mucho. Quizá el último haya sido Vargas Llosa, en ese ensayo sobre Onetti (El viaje a la ficción, 2008): “No son las novelas las que imitan a las ciudades (sólo las malas novelas tratan de hacerlo y por eso fracasan) sino las ciudades las que terminan imitando a las grandes novelas que fingen imitarlas y en verdad las inventan.” Hasta el San Petersburgo de Crimen y castigo, que parece sólo una ciudad de interiores, es tan real como el París delflâneur baudelairiano. Ese París del que tanto escribió Walter Benjamin es la recreación de la ciudad, la ciudad que se descubre a sí misma y se gusta. Puede que el principio de todas las ciudades. 

[...]

Las ciudades visibles, en Jot Down.

1 comentario:

Jorge Ramiro dijo...

Hola! Excelente relato... Nunca me lo habia puesto a pensar, pero es muy cierto! Y yo que pensaba que paris existia por su famosisima torre. Jaja. Saludos