17/1/10

Gallegos


Me levanto demasiado temprano y tomo café en la cocina en compañía del deshumidificador. El deshumidificador tiembla. Parece que vaya a reventar. Recuerdo una lavadora que siempre avanzaba unos pasos cada vez que centrifugaba. Teníamos que volver a colocarla en su rincón al acabar. Después empezó a perder agua. Se meaba. La habían comprado mis padres cuando yo nací. Cuando yo tenía quince años la pobre ya estaba para el arrastre. Si querían saber cuánto tiempo tenía la lavadora me miraban. Después miraban la lavadora. Yo también miraba la lavadora. Los problemas de la lavadora me deprimían un poco. Fueron demasiados años identificándome con la lavadora. Me hice mayor y la lavadora acabó reventando. Durante años mi padre se resistió a comprar otra lavadora porque esa funcionaba muy bien. El hecho de que perdiese agua de vez en cuando (la arreglaban), y de que bailase de esa manera por la cocina, le daba igual. Presumía de la edad de la lavadora. A veces aún recuerda con nostalgia aquella lavadora. Era una lavadora alemana. Le hubiera gustado que durase toda la vida.

Nuestro deshumidificador, en cambio, empezó a temblar desde el primer día.

***

Del libro Otra idea de Galicia, de Miguel-Anxo Murado, se extrae como hipótesis que Galicia is diferent, sí, pero diferente hasta en su manera de ser diferente. Muy diferente en todo caso de las otras dos nacionalidades históricas, esa otras dos diferentes. Copio dos citas curiosas que aparecen en este libro. Una de Ortega: "No he comprendido nunca por qué preocupa el nacionalismo afirmativo de Cataluña y Vasconia y, en cambio, no causa pavor el nihilismo nacional de Galicia o Sevilla". Aunque más que de nihilismo, en Galicia al menos, podríamos hablar de apatriotismo. La única patria del gallego es su casa y sus fincas. Pocos pueblos, creo, más individualistas. Para bien y para mal. La lluvia también debe quitar las ganas un poco de juntarse e invadir al vecino. O por lo menos de ponerse muy solemnes con banderas y esas cosas. Al campesino de toda la vida, así, en seco, sin réditos para su huerta o bolsillo, no dejará de parecerle una parida ese romanticismo nacionalista que tan bien cae en otros pueblos. Todas las revueltas en las que se involucraron los paisanos gallegos tuvieron un origen muy concreto; la pasta. Al que intentaba meterles la mano en el bolsillo, con impuestos de una u otra forma, lo linchaban sin contemplaciones, como pasó con el marqués de Sargadelos. También se cargaron sus altos hornos. Cierto que esto debió acojonar un poco a los emprendedores del momento. Los que no invirtieron en tierras más pacíficas o receptivas se compraron pazos con chimenea. Algunos se hicieron poetas. No sé qué fue peor, si la falta de industria o el excedente de poesía.

La otra cita que destaco es la de un diputado de la CEDA en tiempos de la Segunda República: "Galicia tiene una geografía separatista". Es otra manera de verlo.

11 comentarios:

La de la ventana dijo...

En mi ignorancia de mesetaria y de secano, desconocía la existencia de los deshumidificadores (yo tengo un humidificador, jamás se me hubiese ocurrido que existiese el contrario de ese aparato...). Lo cual no deja de ser curioso.

No sé qué significará, pero estoy segura de que significa algo.

M. dijo...

Sublime éste, sublime el anterior. Te leo con devoción infinita. Las apertas de siempte.

conde-duque dijo...

Los gallegos son patriotas cuando emigran, ¿no?

conde-duque dijo...

Quiero decir que cuando están fuera de Galicia (sea Buenos Aires, Madrid o Sídney) tienen, aparte de la patriótica morriña, un sentido colectivo gallego muy fuerte. Creo yo.

Portarosa dijo...

Tema infinito y recurrente, que incluso tocamos en Madrid el sábado, Conde, yo y otros.
Me ha gustado mucho el texto.

Un abrazo.

Mabalot dijo...

Un sentido colectivo folclórico muy fuerte, diría. El centro gallego de La Habana es folclore. Reunirse para comer empanada o grelos y hacer una queimada, amigo, eso no es nacionalismo. Ni sentido patriótico. Cierto que les acompaña como un sentimiento de culpa, o algo así, y eso podría ser un fuerte sentimiento de la tierra, del lugar. O de la infancia, de la madre. Pero no es patriotismo, yo creo, afortunadamente. Parece algo más íntimo, más humano, menos imbécil.

Patriotismo sería financiar el IRA con tu propio dinero. Eso es patriotismo. Sin irnos tan lejos, los del ayuntamiento de Vic también se les ve muy patriotas, a pesar de ser de izquierdas, o eso quieren hacernos creer (Esquerra, por ejemplo).

Mabalot dijo...

Un abrazo fuerte, sobre todo, a Teresa. Se te echa de menos.

Gracias a todos.

conde-duque dijo...

Maba, no me refería sólo a lo folclórico y a los Centros Gallegos para tomar grelos. Ni siquiera sólo a lo cultural.
Creo (incluso me atrevería a decir "sé") que hay un sentido colectivo de las personas que están fuera (sólo por ser gallegas), de ayudarse unos a otros, de relacionarse y enchufarse (profesionalmente, etc.), casi como un lobby o secta.

conde-duque dijo...

Aunque seguramente esto otro del lobby tampoco sea patriotismo, claro, sino otra cosa.

Anónimo dijo...

Reconozco que es tema delicado, para debate. Para mucho debate. No para un comentario de post. Objetivamente, bueno, ya se ve: aquí, el nacionalismo se acepta más bien regañadientes. Y no por patriotismo del otro, español, que tiene mucho menos asiento.

Puede que en el fondo sea como decía Murado, o algo así; una profunda decepción con el poder político, con la política, que viene de lejos. Un desencanto ancestral.

El Viejo Fettes dijo...

No he podido evitar una sonrisa leyendo la historia de la lavadora.