31/10/09

Las perversiones literarias de M. V.

Imagino al Vilas de esta foto practicando lucha libre con Leopoldo María Panero.

Uno de los escritores más interesantes de la literatura española actual es Manuel Vilas. Yo a Vilas le veo el instinto literario de un Bolaño, aunque con más sentido del humor pero menos tablas. Manuel Vilas parece uno de esos boxeadores sonados que ya estaban sonados antes de boxear. Al menos en las fotos que no le sacó Mordzinski. Ya sabemos que Mordzinski le pone cara de escritor a todo el mundo, o lo que es lo mismo, cara de enajenado a punto de ser fulminado por un rayo. Por alguna razón es la cara que con los años se le pone a todo aquel que dedica sus horas y días a escribir.

De la biblioteca, a la que voy para darle uso a ciertos libros que nadie coge nunca, me traigo el Diário de Miguel Torga, con todos esos volúmenes recopilados en un tomazo por la editorial portuguesa Don Quixote. En la portada Miguel Torga nos mira con ojos de psicópata de pueblo que más tarde o más temprano nos acaba clavando un hacha a en la nuca. El otro libro que me traigo es de Manuel Vilas; su primera novela. Se titula Dos años felices. "Bajo la forma de un diario ficticio", según la contraportada, "presenta la vida y la conciencia de un hombre corriente". Es, en su insignificancia, un libro bastante ridículo. Eso es buena señal, o incluso excelente; no hay gran escritor que no se inaugure con un libro ridículo. Sólo los mediocres empiezan publicando obras maestras. Los demás, los buenos, siempre cogen carrerilla y tardan cinco o más libros en despegar, si es que despegan.

Al protagonista de este diario ficticio le ponen las peluqueras, se siente irremisiblemente mediocre, tiene insomnio, ve mucha tele, de vez en cuando piensa en matar a alguien. No mata a nadie. A fin de cuentas es un inmoral bastante educado. El libro está escrito por un Manuel Vilas que aburre, que no cuenta nada, que ni siquiera intenta escribir bien (eso se agradece), pero ahí vemos, ya, que en este escritor hay literatura, y puede que de la buena. Promete algo. Es una escritura que no deja de amenazarnos; algún día, nos dice de fondo, vendrá la ola gigantesca que soy escrito y os ahogaré. Esto se sabe. Por lo demás no sé ni quién es Manuel Vilas. ¿Será gallego, hijo de gallegos? Leo en la solapa: Nació en Barbastro, tiene varios libros publicados (Alfaguara le acaba de sacar el último: Aire nuestro). Poeta con libros premiados. Su novela más celebrada hasta el momento es España. El titulo tiene narices. Esto sí que es provocación.

Hace algún tiempo descubrí su blog. No lo sigo mucho. Es más bien un blog de autobombo, como un tablón de anuncios. Vilas publica sus artículos breves y anuncios a saraos literarios relacionados con él. Cierto día encuentro la reseña a una novela actual que no leí. En realidad no leí ningún libro entero (ni mucho menos) de ese autor que reseña (Fdez. Mallo). Todo el mundo me dice que está bastante bien. Unos, los más entusiastas, parecen ver en este autor un nuevo gurú de las letras. A otros les gusta, simplemente, y todos opinan, como si uno tuviese que estar a favor o en contra. Yo, en cambio, ni puedo estar a favor ni en contra; ni me parece malo, o lo suficientemente malo para interesarme, ni me parece nada nuevo.

El caso es que Vilas, en la reseña esa, se vuelve loco y se deja llevar por el más rutinario fraude literario. Esta vez el elogio es tan hiperbólico que descoloca. Si acaso ese lenguaje gris y descafeinado cubre con un poco de discreción el asunto y despista al lector. La reseña, en fin, yo veía que no podía ser en serio. Da igual si el autor reseñado es amigo, da igual si la editorial potente que publica a Vilas también publica esa obra; yo en esa reseña veía una burla del mecanismo habitual de la reseña literaria. O al menos una jugada más o menos descabellada, pero muy habilidosa. Nadie salía perdiendo, al contrario.

Hoy, leyendo su Dos años felices con la tele de fondo (supongo que a Vilas le hará ilusión que se lean sus libros así), encuentro un fragmento curioso:

"Una de mis perversiones literarias favoritas, si es que puede haberlas literarias: contestar mintiendo, con convincente sintaxis y léxico, a los pocos libros de versos que me mandan. Elogio libros que me importan nada. Atribuyo pureza, emoción, contención lírica, refinamiento, gusto, inspiración vital, y otras majaderías de la reciente preceptiva literaria, que inventan los periódicos y los profesionales y las revistas y las modas, a los libros que recibo. Y especialmente, observo 'ya es hora de que se te valore como a uno de los grandes poetas de tu generación'. Tal afirmación se la digo a los preteridos. Es lo que desean oír. Gánome así el cielo, con bastardo talento y esfuerzo ninguno. Nadie te discute el elogio. Sí, en cambio, la crítica y la opinión adversa. Jamás me han contestado contradiciendo o rebajando un encomio. […] Es mentira la calidad de una obra, salvo pocas excepciones, aunque éstas valgan y mucho. No creo que D. Pedro Lombía sea peor poeta que los afamados que elogia el aburrido y desilusionante crítico de turno todas las semanas en célebres periódicos."

Con reseñas así el aburrido y desilusionante crítico de turno nos va hasta a parecer un tipo de fiar. Puede que todo sea ficción, e incluso que el propio Manuel Vilas no sea más (ni menos) que un heterónimo de Leopoldo María Panero.

2 comentarios:

conde-duque dijo...

Pues no he leído ningún libro de este hombre.
¿Está bien "España"? Recuerdo que Mal-herido lo ponía muy bien.
¿Lo de Panero lo dices porque tiene un aire físicamente?
El otro día hojeé en la librería el que acaba de sacar y no tiene mala pinta. Demasiado poétiscos, quizás.
Me gustó su artículo sobre Los Beatles:
http://manuelvilas.blogspot.com/2009/09/beatles.html

Mabalot dijo...

Poco más que tú sé de él. "España" tiene buena pinta y lo tengo en casa.

"Aire nuestro" se merece, por lo que vi, una lectura atenta. LO de menos es la estructura, me parece, el rollo televisivo y tal.

Su artículo sobre Fdez. Mallo me parece una puta burla, al que lee. En fin, cosas de la vida literaria.