14/5/09

Vincent


He ido a un parque. Todo es verde, cuesta arriba, muchos columpios, vampiros con gafas de sol, cacas de perro, eucaliptos. Muchas cacas de perro. Las cacas de perro son menos desagradables que las de humano, pero también son desagradables; manchan y huelen mal. Las cacas de perro con el tiempo se convierten en piedras. Pero frescas son peligrosas: un niño se resbaló con una y casi se desnuca contra el suelo, aunque todo se quedó en susto. Un señor que pasaba por allí maldijo las cacas de perro y yo venciendo mi timidez aproveché para decir que los perros son unos cagones pero todos me miraron mal (todos somos unos cagones, pensé, es verdad) y me explicaron que los verdaderos culpables son los dueños de los perros, sobre todo los jipis. No fui capaz de discutir y además había perdido el hilo de la conversación y no me importaba nada el tema; las cacas ya estaban muy lejos de mí. Me encontraba en otra dimensión. A finales del siglo XIX, dentro de la cabeza de un pirado que iba por ahí pintando girasoles y cielos estrellados centrifugando. Bajo la sombra de un árbol pelado, pues a pesar de su cuerpo de esqueleto daba una sombra amplia y ajedrezada, leí algunas cartas de Vincent Van Gogh a su hermano Theo, editadas en Alianza. Es un libro muy bueno. Vincent no sólo le pide dinero; también le explica lo que quiere pintar, lo bien que se van a vender sus cuadros en el futuro y lo bonito que son los árboles y el campo y las nubes y que los ve como retorciéndose (esto me sorprendió).

La segunda carta del libro empieza así:

"Londres, enero de 1874

Veo que te interesas por el arte y esto es buena cosa, viejo. Me alegra que te gusten Millet, Jacque, Schreyer, Lambinet, Fran Hals, etc.: porque, como dice Mauve, "es algo".

Sí, el cuadro de Millet, el Ángelus del anochecer, "es algo", es magnífico, es poesía. Con cuánto gusto hablaría todavía de arte contigo, pero no tenemos más que escribirnos con frecuencia; encuentra bello todo lo que puedas; la mayoría no encuentra nada suficientemente bello."

3 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Ese libro, las Cartas a Theo, es una auténtica maravilla. Lo leí de chaval y creo que es una de la lecturas (o mejor, seguramente la lectura) que más ha influido en mi vida. Luego vinieron otros autores, otros nombres, otros estilos, pero el primero que dejó a un lado los barcos y las aventuras y los piratas y me puso la mano directamente en el corazón fue éste.

conde-duque dijo...

A mí me da asco hasta ver a los dueños recogiendo las mierdas de sus queridos perros con las bolsas de basura. Tengo que mirar para otro lado. Pienso: aggg, tienen que sentir en las manos el calor y la blandez de la mierda...
En cuanto a las cartas de Vincent, estoy de acuerdo. Cómo (d)escribe los colores el tío...

Mabalot dijo...

Qué gráfico, jajajja, "el calor y la blandez de la mierda..."

Hay algo especial en los libros escritos por pintores. No sólo me refiero a Solana o Van Gogh; por ejemplo, recuerdo hace mucho haber leído algo de Gauguin, también de Matisse, aunque ahora me repugna algunas de sus cosas. Y por supuesto, Gaya, que era un poeta, el tío.

Seguro que me olvido de alguno fundamental, pero estoy espeso y da igual. Hasta recuerdo el de Kandisnky, pero me pareció una tontería.

En resumen; la creatividad, la capacidad de observación distinta al común de los mortales (quizá porque se trata de ver y acaban desarrollando una mirada al mundo que a narices acaba resultando especial), el caso es que los pintores cuando escriben no se andan por las ramas y dan en el clavo con frecuencia.

Un saludo.