No sé si es un libro bueno (hasta no sé si es un libro entretenido), pero es un prosista cojonudo. Cuando digo cojonudo es porque lo pienso de verdad; sino diría estupendo, o prodigioso, o algo así. Son cosas que dicen los críticos y que a nadie le dicen nada porque lo dicen todo el tiempo. Por eso me veo obligado a decir cojonudo prosista. El libro es Trenes hacia Tokio, y el escritor Alberto Olmos. Este hombre, del que conozco y disfruto blogs, y ahora leo uno de sus libros, me da la impresión que tiene una voz tan poderosa que está condenado a no escribir nunca nada que esté a la altura de su talento como escritor. Lo que digo, qué verdad en algunos casos. Olmos escribe tan bien que está jodido. Quién estuviera así de jodido. A Quevedo también le reventó la promesa de su escritura en la cara y le arrugó los papeles para la posteridad. Quiero decir en cristiano que de Quevedo vemos a un grandísimo escritor que no hizo una obra que le llegase a las durezas de sus talones. Qué se le va a hacer. En fin, en todo caso veo más talento narrativo a Olmos que a cualquiera de los otros manitas de la prosa que circulan o circulaban por ahí; e incluso más manita para la prosa, sea Umbral u otro. Pensaba en otro, pero no me viene ninguna cosa o ente a la cabeza. Será que el resto son manazas.
Recomiendo a los señores que lean aquí que vayan a comprarse o alquilarse algún libro de Olmos y que lo cuenten, a ser posible. Últimamente estoy leyendo mucho a vivos y aún en edad de procrear. Será que me digo; qué se cuece por el mundo...
9 comentarios:
Pues no he leído nada del susodicho, pero te haré caso y la próxima vez que vaya a la biblioteca cogeré uno (y, si eso, lo cuento).
¿Cuáles son los blogs que dices? ¿El del anterior post? A mí me flaquea esa fe por la literatura, padre. Creo que soy agnóstico. Y eso es más incurable y contraproducente que ser un escritor cojonudo, me temo.
Sabemos por qué no nos gusta un libro, pero ya es más difícil saber por qué nos gusta. Entiendo eso qué dice, del post anterior.
Yo también, me temo, soy más bien agnóstico, qué se le va a hacer, o creo en no sé qué a mi manera, lo que tampoco es creer mucho. La literatura, más que una religión, es simplemente, para mí, uno de esos flotadores de pato que se ponían antes los niños (o más bien las niñas) para meterse en el mar. Ahora que estoy en el mar y me da que no sé nadar muy bien sigo sin prescindir de ese pato (de niñas) que es la literatura para no hundirme.
Creo que lo digo en serio. No es sacralizar nada.
no nos gusta quería decir
"La literatura, más que una religión, es simplemente para mí uno de esos flotadores de pato que se ponían antes los niños". Jajaja, qué buena deifinición (indefinida).
Pero explíca eso de que "ahora que estoy en el mar", que parece que vas a publicar un libro (¡y nosotros sin saberlo...!) o que te ha pasado algo malo (y nos dejas preocupados).
Me alegro de coincidir contigo otra vez. He leído, yo creo, todo, o casi todo de Olmos (incluso lo clandestino)y me parece un escritor de primera categoría. Tatami, que es su última novela, me ha parecido cojonuda, sí, seguramente esa es la palabra. El talento de los demás, que fue la segunda, tiene un comienzo cojonudo, ya que estamos, pero luego, a mi entender, se derrumba estrepitosamente. Bueno, tampoco hay que darle demasiada importancia, porque el buen sabor que te deja Olmos al principio compensa de tener que cerrar el libro hacia la mitad. Otra vez le saldrá, piensas. Sí, la verdad es que es uno de los mejores que circulan por ahí.
Tomamos cumplida nota, señor Mabalot. Curioso el contraste ente la foto, el pie de foto y el texto de su entrada. Épatant
He (h)ojeado algo en alguna librería y tampoco me llamó mucho la atención. Habrá que profundizar a ver.
Buenas.
Lo de la foto y el comentario viene un poco, un poquito, a cuento por la novela del Olmos, en Niponia, con mucha japonesa en minifalda.
Seguiremos investigando otros libros.
Un saludo a todos.
bueno, para eso están los blogs no? benditos sean.
saludos
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