7/2/08

Todo está bien

SOY UN POCO PARANOICO con los chuchos. No puedo evitarlo, como otros no pueden evitar meterse el dedo en la nariz en los semáforos, tirarse pedos silenciosos (o sonoros) en el autobús, o tallar corazones o nombres en todo tronco que encuentren. Todos tenemos nuestros defectos. Cuando veo un perro siempre estoy al loro por si me ataca, sobre todo cuando llevo de la mano a mi hija. He oído demasiados casos de chuchos lunáticos que destrozaban a un niño o a un adulto y además siempre los he temido.

Cuando me topo con uno lo reto con la mirada, y no le quito ojo, como si me estuviese apuntando con un arma. Si es perro grande y de aspecto algo asesino me imagino dándole una patada en la cabeza justo antes de que alcance a mi hija. Me veo acertándole en plena cabeza como si fuese una pelota, y con todas mis fuerzas. Me veo sacando de puerta o una falta en el último minuto en la final de la copa de Europa (Koeman), y veo la cabeza desprenderse del cuerpo y volar por los aires y caer lejos, botando dos o tres veces y manchando de sangre la calle o el parque. Veo el cuerpo desplomándose, como una bicicleta sin manillar, y quizá al dueño llevarse las manos a la cabeza, como si temiese él también quedarse sin la suya.

Como los chuchos son muy listos y nos huelen el pensamiento ninguno se ha atrevido a nada, y mi hija los saluda sonriendo y ellos y sus cabezas se quedan tan tranquilos, y la vida sigue y etcétera y así todo está bien.

6 comentarios:

M. dijo...

Pero qué bestia...

Los perros, querido Mabalot, son más tiernos (y superbonitos) que Koeman. Pero mucho más, eh?

Mabalot dijo...

Admito lo de Koeman, pero no se sabe de nadie que no sea futbolista que haya salido perjudicado de un mordisco del holandés.

M. dijo...

¡¡¡¡¿Qué no?!!!

Pregúntale a tu amiguito Hristo Stoichkov, pregúntale...

Esto es lo que se vio:

http://www.youtube.com/watch?v=iDDkm5hSwvg

Pero luego hubo más.

conde-duque dijo...

A mí me pasa lo mismo (pero sin hija). El problema es que imagino que el perro me coge la pierna entre los dientes, y aquello queda un poco ridículo y sangrante. Prefiero darle al dueño.

Mabalot dijo...

En realidad el culpable siempre es el dueño, y el único que merecería las leches en caso de "accidente".
Me parece que le jode más a Manuel lo de koeman que lo de los perros.

M. dijo...

:)

Me temo que así es.