Nos levantamos casi apresurados, y en menos de lo que canta un gallo el olor a café se cruza con las voces de unos obreros de plastilina que salen en La 2. Meo, me miro en el espejo, y me acuerdo de las palabras del otro día del peluquero:
-No encontré a nadie que esté contento con su pelo.
Hay tanto que hacer, que lo mejor va a ser no hacer nada, por precaución, para que nada salga mal. Aplazo los recados y hojeo "El gato encerrado", el primer tomo de los diarios de Trapiello, en la edición cutre de Destino; 1987.
Me topo con esto:
"Algunos días no se me ocurre nada que escribir en este cuaderno, pero hay algo que me empuja hacia él. Los borrachos parece que sienten una atracción parecida por las tabernas. Si pudieran evitarlas, no irían. Lo mismo me pasa a mí.
Si pudiera andar en este momento por ahí, dándome una vuelta, estaría encantado.
Es difícil saber cuando está perdiéndose uno la vida y cuando está uno dejando de hacer la obra, eso que un escritor llama "su obra", con más o menos humildad.
En este momento creo que no tengo nada interesante que vivir. Si tuviera algo interesante que escribir tampoco estaría escribiendo estas páginas. ¿Qué son, pues, unas páginas de diario? Una taberna donde hay siempre un tabernero comprensivo con nuestras debilidades. Que nos escucha si le hablamos, que sabe guardar silencio si queremos estar callados. Esa clase de hombres que sabe decir incluso comprensivamente esa frase terrible.
Tenemos que cerrar."
Se me hace extraño que esta sea la entrada 99 del blog, ya, como anuncia en el escritorio Blogger. Hago cuentas y veo que los taberneros, mis taberneros, han sido muy comprensivos. Se agradece de corazón, y de hígado. Desde Lugrumante, que fue quién me incitó a escribir en este invento y al que se le echa de menos por estos lares, hasta los colegas del Café de Pombo; Conde-Duque, Jabois, Portorosa, Juan Domingo, La luz tenue, Diarios de Rayuela, Alexandrós, Edmundo Busoni, Miguel Sanfeliú, Narrow, Alfonso...
Y a los que no comentan, que alguno habrá, y que ocupan esas otras mesas del Café dónde escriben versos, se emborrachan en silencio y piensan en sus cosas, que en el fondo son también las nuestras, las de aquí, porque no hay molde que no se usara para más de uno.
Si pudiera andar en este momento por ahí, dándome una vuelta, estaría encantado.
Es difícil saber cuando está perdiéndose uno la vida y cuando está uno dejando de hacer la obra, eso que un escritor llama "su obra", con más o menos humildad.
En este momento creo que no tengo nada interesante que vivir. Si tuviera algo interesante que escribir tampoco estaría escribiendo estas páginas. ¿Qué son, pues, unas páginas de diario? Una taberna donde hay siempre un tabernero comprensivo con nuestras debilidades. Que nos escucha si le hablamos, que sabe guardar silencio si queremos estar callados. Esa clase de hombres que sabe decir incluso comprensivamente esa frase terrible.
Tenemos que cerrar."
Se me hace extraño que esta sea la entrada 99 del blog, ya, como anuncia en el escritorio Blogger. Hago cuentas y veo que los taberneros, mis taberneros, han sido muy comprensivos. Se agradece de corazón, y de hígado. Desde Lugrumante, que fue quién me incitó a escribir en este invento y al que se le echa de menos por estos lares, hasta los colegas del Café de Pombo; Conde-Duque, Jabois, Portorosa, Juan Domingo, La luz tenue, Diarios de Rayuela, Alexandrós, Edmundo Busoni, Miguel Sanfeliú, Narrow, Alfonso...
Y a los que no comentan, que alguno habrá, y que ocupan esas otras mesas del Café dónde escriben versos, se emborrachan en silencio y piensan en sus cosas, que en el fondo son también las nuestras, las de aquí, porque no hay molde que no se usara para más de uno.
15 comentarios:
La cita de Trapiello es hermosa, pero la enmarcación la realza mucho más.
En el Pombo nos estamos dando codazos, que es una manera de decirnos: ¡Pero qué buena entrada se ha marcado hoy este cabroncete! (perdóneseme el apelativo cariñoso: son cosas de la sana envidia).
Enhorabuena.
Un saludo, Diarios. Gracias.
Yo soy nueva aquí, en este lado tuyo. Primeriza. Y también me abrí un aparatito como éste en octubre del 2006, justo antes, no sabía ni que existían. Esto es como las tabernas pero sin el olor y los ojos vidriosos: que no dejemos nunca de ir a las tabernas. Aunque eso sí, yo también siento un regusto cada vez que hago recuento de estos meses, un regusto por los que se asoman, tan increíblemente y tan imprescincibles.
Me gusta lo que haces.
Lo apunto en el cuaderno, ese sustitito de la vida.
Gracias.
Me gusta tu Blog, me parece muy original. No me preocupan
los votos, me interesa más tu opinión sobre mi bitácora. Un saludo
Mis felicitaciones, Mabalot, por esas 99 primeras entradas, todas de enjundia y con esa retranca tan suya. Me alegra que me haya incluido entre los parroquianos de esta ilustre taberna en la que, debido a mi furibundo antitrapiellismo, me sentía un poco intruso.
Y por cierto, que tenga Ud. un buen viaje y una buena estancia en ese planeta al que Ud. se marcha. Le espero: páselo bien y vuelva con ganas, con las neuronas frescas y el dedo ágil para la tecla.
Mi enhorabuena. 99 caramelos nos has regalado, y no te cuento la cantidad de escritores y demás santos que me has puesto en órbita. Gracias, y un abrazo.
(Coincido con Diarios: codazos discretos en el café por tu gran entrada, por tu excelente final)
((A qué planeta te vas? y de qué planeta viniste?))
"No me preocupan los votos". ¿De qué votos habla, Lanobil? No me entero...
Bueno, Mabalot, a lo importante: QUE TENGAS UN FELIZ VIAJE. (Yo me voy mañana tempranito a Córdoba y no volveré hasta el domingo por la noche; por desgracia, cuando vuelva me encontraré la taberna cerrada. Un alcohólico sin tener dónde de ver. Deambularé por las calles, sin rumbo fijo, para paliar mi derrota...)
Te vamos a echar mucho de menos.
Buen viaje y disfruta. Saludos a la parienta.
Un abrazo.
Felicidades Mabalot. Espero otras 99.
Un abrazo
Gracias, amigos, nos vemos a la vuelta.
En todo caso mañana aún estaré por aquí.
A Lara y Lanobil, bienvenidos, y gracias. Ya nos veremos por vuestros "inventos", también.
Sr. Busoni; esto es una taberna, estos blogs son el café de Pombo, no una secta. No le voy a pedir el carnet de trapiellista... Ni Ud. me pida a mí que lea Saúl y Samuel y que le haga un resumen... Gracias por sus amables comentarios, a pesar de sus santos sepa que es Ud. bienvenido siempre.
M y Conde, os echaré de menos, colegas, estos días. Gracias, y buen viaje a Córdoba.
La parienta ya os conoce de oídas, y yo creo que a veces cotillea un poco, a ver si uno se pone a los pies de alguna bloguera bien proporcionada, cosa que por desgracia casi nunca pasa, porque pocas mujeres entran a saludar aquí. M y conde atraen más al género femenino.
Soy un santo.
Alexandrós, un abrazo.
Pues si por casualidad pasa ella por aquí, un saludo ("Hola, aquí el conde. Esto, que iba a decir yo... Mabalot es un santo"), y que tenga buen viaje.
Un saludo.
"Aquí el conde"... Pareces el conde Drácula, versión Bela Lugosi te imagino.
Me voy al planeta Japón, capital Tokyo.
Muy buen viaje, Mabalot.
Enhorabuena por la consumada centena, y gracias por la silla (que a mí me hace mucha falta).
Un abrazo.
A la vuelta de otra taberna me encuentro con tu entrada. Serán 99 pero se me han hecho pocas. Felicidades, Mabalot, muchas gracias y buenas vacaciones. Por cierto, la cita de Trapiello (tan oportuna) ¿no será ya un precalientamiento para tu comprometido 'duelo al blog'? Un fuerte abrazo.
precalentamiento (¡ah, las erratas!) y no precalientamiento...
Enhorabuena y buen viaje. Siempre es un placer pasar por aquí.
Un abrazo.
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