3/2/07

Joseph Roth

"Un buen día me hice periodista, desesperado porque ninguna profesión era capaz de colmarme. No pertenecía a la generación de los que abren y cierran la pubertad escribiendo versos. Tampoco formaba parte de la ultimísima generación, aquella que recurre al fútbol, al esquí y al boxeo para alcanzar la madurez sexual. Sólo podía ir en una modesta bicicleta de piñón fijo y mi talento poético se limitaba a precisas anotaciones en un diario.

Siempre me ha faltado corazón. Desde que soy capaz de pensar, pienso sin piedad. De niño daba de comer moscas a las arañas."


Las ciudades blancas
, Joseph Roth
(1894-1939), editorial minúscula, ed. febrero 2001.

10 comentarios:

Alfonso dijo...

El otro día hablaba del mismo libro mi amigo Julio en su blog, http://julionarrow.blogspot.com, y alguna vez he hablado también de Roth en el mío, http://elreinodeestemundo.blogspot.com, por los que te invito a pasar. La verdad es que me gustan mucho las novelas y cuentos de Roth (de quien creo que es uno de los mejores narradores del siglo XX), pero cada día voy gustando más de su labor como periodista, todavía poco traducida en España; el mejor, de momento, sus "Crónicas berlinesas", en editorial Minúscula. Y si quieres leer algo sobre Joseph Roth, busca un libro de Claudio Magris titulado "Lejos de dónde. Joseph Roth y la tradición hebraico-oriental", en editorial Eunsa; también está bien lo que dice de él José Mª Pérez Gay en su "El imperio perdido", de la editorial mejicana Cal y Canto. Un saludo

Mabalot dijo...

Gracias por estos datos. Me pasaré por vuestros blogs. Yo también soy un lector apasionado de Roth. A cabo de leer la Leyenda del santo bebedor, que me perece tremenda; tengo en la mesilla sus Crónicas berlinesas. Las ciudades blancas es otro libro de crónicas, más o menos, que también os recomiendo, si no conocéis. Me pica mucho la curiosidad el libro de Magris(por cierto, vaya arte que tiene el tío, este Magris). La editorial no me suena de nada.Le preguntaré a Mr.Google, a ver qué sabe...
Un saludo, bienvenido...

Anónimo dijo...

De este excelente autor leí hace poco La noche mil dos, adonde el Sha de Persia le aconseja al mandatario que lleve a cabo un viaje para disipar su tristeza, es preciosa la novela.

Las ciudades blancas no lo he leido. Si de niño le daba de comer a las arañas sacrificaba a las moscas, si que la piedad estaba fuera de su pensamiento...

Anónimo dijo...

De Joseph Roth (uno de mis escritores preferidos) he leído bastantes de sus libros y aunque habitualmente se citan 'La marcha de Radetzky y 'La leyenda del Santo Bebedor', como sus dos obras maestras, a mí me encantan 'La cripta de los capuchinos' (Sirmio, 1991) y 'Confesión de un asesino' (Compactos Anagrama, 1997). Dos obras menores: 'El busto del emperador' y 'El peso falso' (editadas en Acantilado y Siruela, respectivamente) dan también la talla. Pero cuando quiero que alguien descubra a un escritor monumental le invito a que busque uno de los libros de Roth apenas conocido: 'Job'. Yo tengo una edición de la legendaria colección Bruguera-Libro Amigo, del año 1981.
PD. Es uno de los diez o doce libros que no presto, ni dejaría que saliera de mi casa aunque me lo pidiera la directora de la Biblioteca Nacional. Así es la cosa.
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

No sé por qué figura como anónimo mi comentario anterior. Será que me he liado con las pestañas.
Juan Domingo.

Mabalot dijo...

Hace bien usted, don Juan, en no dejar que algunos libros salgan de su casa. Porque con esto de los libros nunca se sabe si los volveremos a ver, es decir, si volverán a editarse o duermen el sueño eterno.
Por ejemplo, "Job", no sé dónde puede estar editado ahora; en ninguna parte, aunque Roth esté ahora en buen momento.
Tengo también por aquí, esperando su turno, "Confesiones de un asesino", y en Acantilado hay uno que me interesa bastante; "La filial del infierno en la tierra"; Dice así en la contraportada:

«Ha llegado el momento de irnos. Quemarán nuestros libros, pensando en nosotros. Si uno se llama Wassermann, Döblin o Roth no puede esperar más. Tenemos que marcharnos, para que sólo prendan fuego a los libros.» Es lo que, según testimonio de un amigo, manifestó el escritor austríaco Joseph Roth en junio de 1932. Medio año después abandonó Berlín. El 10 de mayo de 1933 su pesadilla se hizo realidad: los libros de los autores «proscritos» ardieron en las calles. En el exilio en París y durante los seis años siguientes hasta su muerte en 1939 apareció más de la mitad de su obra: algunas de sus novelas más importantes y un buen número de artículos que sobre el totalitarismo y la dictadura en general y contra el régimen nacionalsocialista en particular escribió para distintas revistas y periódicos. Nadie lo hizo con tan inflexible claridad y convincente energía, con tanta pasión y a la vez desde la independencia. En La filial del infierno en la Tierra se han reunido por vez primera la mayor parte de esos artículos y cuatro de las cartas que con el mismo tema dirigió el autor a su amigo Stefan Zweig."

Magda, encantado de tenerte por aquí. La piedad, arañas y moscas aparte, creo que sí le rondaba la cabeza. También dice: "No viviré ese bello mundo en que cada mundo representará el todo, pero ya percibo el futuro cuando me siento en la Plaza del Reloj y veo brillar todas las razas de la tierra en el rostro de un policía, de un mendigo, de un camarero. Es el grado supremo de la "humanidad". `[...] "¿Razas?¡Pero si solo hay un sol!".

Un abrazo.

Mabalot dijo...

"No viviré ese bello mundo en que cada persona..."Así sí.

Anónimo dijo...

No consigo comentar. Mis grandes ideas se han borrado, dormirán el sueño de los justos...
Conde-duque

Portarosa dijo...

Sólo he leído "El peso falso" y "La leyenda del santo bebedor" (ésta en gallego, curiosamente), y una tercera que no veo que la citéis: "Hotel Savoy"; a mí, aunque es cortita, me gustó (será que el tamaño al final efectivamente no importa).

Un abrazo a todos.

Mabalot dijo...

Entre todos casi hemos leído todo Roth; somos complementarios, como algunos conjuntos, qué decían en la escuela.
Si un conjunto A está incluido en otro conjunto B, se llama complemento de A respecto de B a todos los elementos de B que no pertenecen a A.
Bienvenida Magapola, tienen ustedes un blog muy interesante, ya nos veremos...
Un saludo don Portorosa... por cierto, siempre escribo, aún sin querer, su nombre con doble "r"; soy un autómata.