28/1/07

Los diarios de Cheever

Hay Diarios que me deprimen. Por ejemplo los de John Cheever, los de Pessoa, o los de Pavese, que me gustan menos, si es que estas cosas le pueden gustar a uno, como si hablásemos de unos zapatos. Y en cambio cuando menos ganas tiene uno de brincar de alegría como un potro mamón solo parece tener el cuerpo para picar en uno de esos testamentos, en los que un tipo vuelca sus deshechos, sus ardores, su desesperación, su dolorosa mierda, con perdón. Y lo que es peor, que toda la caca se parece.

Los Diarios de Cheever (definido como el "Chejov de las urbanizaciones norteamericanas") están escritos, aparentemente, con una serenidad asombrosa, y por ello mismo parecen escarbar más eficazmente allí dónde no se suele escarbar ni con el dedo ni con la pluma, ese pozo petrolífero de la infelicidad, pues la mano que escribe es una mano tranquila, sin escrúpulos, una mano ajena a su dueño.

Abro el tomo de Emecé (2004) por la página 200:
"Me levanto a desayunar a las seis y media; de buen humor, creo, mientras me afeito, por así decirlo, Mary se levanta, frunce el entrecejo, tose, gime suavemente y digo con crueldad:<<¿Hay algo que pueda hacer por ti, aparte de caerme muerto?>> Como no me preparan el desayuno, no lo tomo; pero tener que repetir a estas alturas del día y de nuestra vida las amargas y horribles peleas de nuestros padres, dando vueltas furiosamente en torno al tostador y el exprimidor como viejos gladiadores encorvados y desdentados, lanzándonos ponzoña, bilis, odio y malhumor..."

13 comentarios:

Portarosa dijo...

Los acabo de comprar. No he oído más que maravillas de ellos (literarias, y por tanto compatibles con que sean deprimentes).

Esa escena es, en su cotidianeidad (por su cotidianeidad), terrible.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

El fragmento que has seleccionado tiene densidad. Ahora bien, Cheever no parece,justamente, un optimista antropológico... Su tristeza quizás sea más`pedestre` que la de Pessoa o la de Pavese, si es que caben clasificaciones con la tristeza, que no estoy seguro. Saludos.

la luz tenue dijo...

Es verdad que los diarios de Cheever deprimen, y mucho.
Pero yo los releo continuamente, a trozos, a páginas, a párrafos, porque este hombre hacía literatura con todo. Y el párrafo que transcribes es muestra de ello.
Sí que llegan a agobiar sus problemas con el alcohol, con la homsexualidad, sus inseguridades, pero yo me quedo con la imagen de Cheever levantándose todas las mañanas a escribir, escribir y escribir.

Mabalot dijo...

El de Cheever lo compré cuando salió y ya estaba escaldado de diaristas peligrosos. La cotidianidad de Cheever tiene tela; ya lo comprobará, don Portorosa.
Tiene razón, don Juan, no es un optimista (aunque ¿quién lo es?)y sí es más "pedestre", o menos elevado. Tiene fragmentos buenísimos, sobre todo cuando describe.
Y no es que yo sea precisamente un fulano que se distingue por lecturas "jolgorio", pues haciendo cuentas veo que mi biblioteca está llena de cabreados, suicidas y tarados varios... Pero con los diarios, sobre todo el de Pessoa, es que tengo la negra y nunca mejor dicho.
Es mi preferido también, a pesar de todo. El "Livro do desassossego" tiene una lucidez casi asfixiante que me encoje los pilindrines...
Un abrazo,

Mabalot dijo...

Hombre, Luz Tenue, coincidimos aquí a la misma hora. Sí, acertado; yo también me quedo con ese Cheever. Precisamente hablamos ahora de él porque se mantuvo al pié del cañón día sí y día también, aunque a su alrededor todo se desmoronase.
Supongo que esa es la diferencia entre un grande, un Pessoa, un Cheever, y un mediocre, que escribe para pasar el rato.
La literatura hecha carne; no la literatura hecha literatura.
Un abrazo, Luz Tenue.

Anónimo dijo...

Desde luego, no debe ser uno de los extractos más comunes de los diarios, porque dudo que Cheever desplegase esa simpatía cada día. Debe ser una lectura muy interesante, como lo son sus relatos, que siempre nos revelan lo peor de cada uno en este mundo tan aparente y maquillado.
Un blog excelente. Nos veremos a menudo. Un saludo.

Margarida V dijo...

me encanto tu blog, te deje un voto en 20blogs. :)

Mabalot dijo...

Gracias a los dos. Solodelibros ya es habitual en mi recorrido lector; es, en mi opinión, de lo mejor que hay sobre libros en esto de los blogs. Estoy encantado de la visita.
Y Margarida v. te acabo de conocer; te visitaré. Me gusta más que te pases por aquí que el voto, pero muchas gracias de todas maneras.

Mabalot dijo...

Por cierto, solodelibros, sobre Cheever: el fragmento de este post está elegido más o menos al azar (pensaba poner uno mucho más representativo, con fesional... pero era muy largo...), y veo la brutalidad de la escena casi al transcribirla: pero no es que sea algo muy extraño o ajeno a Cheever, a su vida diaria. El alcoholismo, la nefasta relación con su mujer, su supuesta homosexualidad o bisexualidad, su insatisfacción con su trabajo... todos los diarios están recorridos por la destrucción de sí mismo, de su entorno, por suspiros cabreados, desesperaciones, y también claro por otra cosa; una paisaje hermoso que lo reconcilia con todo, un buen día, una buena crítica...
Era humano y se encaraba con sus problemas por escrito, en estos diarios. Es lógico pensar que su vida era menos torturada que lo que muestra en sus diarios.
Un saludo.

Margarida V dijo...

siempre pasare por aqui, ya no te pierdo. :)

Portarosa dijo...

Una lucidez sobrecogedora que hace incontestable la caída en la tristeza más profunda, la de Pessoa en "El libro...".

Un saludo.

Portarosa dijo...

(Vaya tono, parezco tonto.)

Mabalot dijo...

Todos nos sentimos un poco tontos leyendo ese libro; nosotros somos robots pachangueros y él un humano.

Un saludo, don Portorosa. En todo caso, se disfruta... de alguna manera.