1/12/11

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En la película se dice: "La vida en la Tierra es cruel." Para ser una película sobre el fin del mundo se ve poca gente. Una boda al principio. Los invitados. No se mueren en la boda. No, el fin del mundo viene algo después. Es un final muy solitario. No hay bomberos, ni policías, ni masas de gente corriendo despavoridas. El único que corre es un caballo y al final se cansa y vuelve. Un final del mundo muy íntimo. Si algo nos merecemos como individuos, uno a uno, los humanos, digo, es un final del mundo así. Llorar a solas, o en familia, con Wagner de fondo, con el Preludio al Tristan e Isolda, maravilloso. Que se te eche un planeta gigantesco encima. No es una película de catastrofes. Una de esas películas para ingenieros deportistas en situaciones de emergencia. El presidente pasándose un pañuelo blanco por la frente. No, nada. Qué paz. La música y los rostros. Charlotte Gainsbourg, que no ganó nada por su interpretación, también está muy bien.

Seguramente el final del mundo más hermoso jamás filmado.

Un milagro. Efectivamente, la vida es un milagro.

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