10/10/11

Lo malo de ser el Anticristo [496]



Si fuese rencoroso no habría visto la película de ayer; Anticristo. Y ese título, yo dudaba. Ver una película con ese título, como si los platos se fregasen solos y la vida se viviese sin uno. Y el tráiler que se fue como se vino, en su momento. Y hasta el panzudo Lars von Trier defendiendo al pobre y manoseado Hitler en Cannes, por no llamar la atención de la prensa dando cucharazos a una tartera. Despertada la prensa se montó el follón. Pero era una broma, o no lo era, o viene más o menos dando igual lo que sea o no broma para ese danés, la verdad.

El caso; Anticristo. Era una película que creo recordar había puesta a parir el crítico diva de El País. Horrorizado el hombre se quedó. No todo es manteca el ser humano. Ya de noche le di al play. No me jodas, Lars. Dance in the dark, con Björk haciendo de proletaria de alma pura y ciega o casi ciega y que canta, de lo peor que haya visto. Cuando digo lo peor digo la película más idiota que haya visto en mi vida. Si John Ford se levantase de la tumba y reclamase ver una película yo le pondría Los albóndigas atacan de nuevo, pero nunca nunca Dance in the dark. A su lado, Los idiotas, tiene la épica y el sentimiento de Doctor Zivhago. La dicha revolucionaria de Espartaco. La ternura de Sonrisas y lágrimas. Por ahí, que siga el chiste solo. Porque una cosa es hacerse el idiota y babarse un poco y correr detrás de un culo en pelotas con la picha al aire y otra el bodrio de la Björk. 

Anticristo me gustó mucho. Hay un bosque encantado, como en los cuentos, y mucho follar así como por acabar con el picor. No hay un solo diálogo que chirríe, y no hay una sola imagen que no sea preciosa. Bueno, menos las cacas y sangres, que me dieron mucho asco, yo delicadito por primera vez en mi vida. Pene y sangre son dos palabras que asocio a duras penas. Los actores, increíbles. Y sólo dos; Dafoe y la Gainsbourg. Son tan buenos que no parecen actores. El peor director del mundo, o el director más nazi del mundo, o el director más gilipollas del mundo, ha hecho una de las mejores películas que haya visto. Ni siquiera es muy moderna. No se ve la modernez, digo, mucho. Se la ve suelta, a la película, confiada en lo que hace, en lo que cuenta. También se ve al chalado que la hace, pero siempre hay un chalado, más o menos chalado (esto de chalado se lo copio a la diva de El País), o un aspirante a millonario detrás, más o menos aspirante. Puede que incluso un chalado aspirante a millonario, que hay chalados para todo. Digamos que como película tampoco evita ser película, no juega en ningún momento a la confusión, al irse por las ramas del sótano mental. 

Aquí más que sueños hay una depresión de caballo. La depresión ve amenaza y musgo y culpa en todo. La película sabe mucho de depresiones; se la vez preparada en el tema. Hay una vuelta de tuerca, pero ni con esas se embarra mucho. Primero está la depresión o locura y después viene el panfletillo. Justo al revés que siempre. El panfleto; misoginia pura, y de tan pura no me lo puedo creer. Un delirio, una broma, lo que sea. Mujeres enamoradas, que si el amor, por el amor nos vamos a la mierda. La mejor película de terror que haya visto. Y no hay un solo susto en toda la película. Me aburren mucho los sustos, las películas con sustos. Pero cosa atroz, de principio a final. Hay que odiar mucho al mundo para meternos estas porquerías así, con esa soltura y sencillez. Sería para vomitar las palomitas, de haberlas. Pero no por asqueroso. 

En un artículo estupendo sobre Dostoievski escribía Féliz de Azúa:
"Para describir apropiadamente nuestro mundo, el mundo que somos nosotros, para hacérnoslo comprensible y visible, son precisos escritores abyectos, retorcidos, malévolos, subterráneos y agusanados."
Entonces, perfecto.

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