25/10/11

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En el Antiguo Testamento, ya sabéis, Moisés iba por ahí con las ovejas de su suegro y vio una zarza ardiente. Como no se consumía la zarza por mucho que ardiera se acercó a ver qué pasaba. Y pasaba que la zarza empezó a hablar. Era Dios. La zarza ardiente es un clásico. Incluso se tapa la cara, Moisés, para no ver a Dios tan de cerca. Cómo reacciona, Moisés, vaya tío. Taparse la cara, como por respeto. Dios, que es sensible a las reclamaciones del pueblo judío, va a liberarlo del yugo egipcio pero para eso necesita a Moisés, que convenza a los judíos para largarse a otras tierras. Pero, ¿por qué le iban a hacer caso los judíos? Dios le dice que le harán caso y que diga que va de su parte, Yahvéh, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, y que con presentarse así ya deberían hacerle caso. Pero tampoco Dios lo tiene claro, que le hagan caso al bienintencionado Moisés, o sabe que siempre hay listillos en todas partes, y se saca de la manga unos trucos. De todo lo que podía elegir, de todo lo infinito que es el poder de Dios y su entendimiento, si es que Dios tiene de alguna forma entendimiento, o se le puede llamar así, elige tres señales que deberían convencer a los más escépticos. A saber: una, el cayado, que al tirarlo al suelo se convierte en serpiente, y Moisés se acojona al verlo. Pero Dios le dice que no pasa nada y que lo recoja. Le hace caso y la serpiente se convierte de nuevo en cayado. Dos: esta señal me parece rarísima y un tanto asquerosa; si no fuese porque es Dios diría que hay que estar un poco enfermo; le dice Dios, mete la mano en tu seno, y al hacerlo la mano apareció cubierta de lepra, blanca como la nieve. Yahvéh le dijo que volviera a meter la mano en su seno y comprobó que volvía a tener carne, normal ya. Tres: esta es una señal para dejar al personal boquiabierto, o para asustar incluso más que antes. Muy espectacular; le ordena sacar agua del río, no especifica cómo, y derramarla sobre tierra seca, tampoco dice cómo (me imagino una varita mágica, quizá el cayado en alto), y esa agua que haya sacado del río se volverá sangre en la tierra seca. Grandioso. Son trucos de prestigitador, de mago. Lo que me gusta pensar es cómo se le habrán ocurrido estas cosas, y si se le ocurrieron otras y tuvo dudas y las desechó por las razones que fueran. No, entiendo que no pensó nada, que Dios improvisó, y mirando el cayado inventó lo de la serpiente, bastante obvio. Lo del pecho convertido en cosa putrefacta y arrojable me parece un truco malvado, como jugando con la esencia del ser humano. Convertirlo en lepra, en basura. Toma ya. Es un tú ahí, yo aquí.

El Dios del Antiguo Testamento es de armas tomar. Se cabrea a la mínima, no tiene ninguna paciencia el tío.


***
Hace algún tiempo escribí por aquí una cita del Samuel Johnson de Boswell;
"… el que escribe puede ser considerado como alguien que lanza un reto, a quién todo el mundo tiene derecho a atacar".
Me pide desde Chile alguien que le indique de dónde he sacado la cita, de qué página. Y eso es lo que no sé, de qué página. Lo que tengo claro es que la saqué del libro. No está tomada de segunda mano de nadie. Ni me la inventé. Esta cita no es de las que se inventan, pues es más importante casi quién lo dice que qué dice. Error, no copiar la página en su momento. He pasado páginas y páginas, de subrayado en subrayado, pero son muchas páginas subrayadas y no encuentro la frase. Por curiosidad he pensado incluso en traducir al inglés la frase y buscarla en el iPad, pues ahí sólo tengo en inglés el libro, más que nada por chulería.

Si alguien da con ella que me mande un email.

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