26/6/11

Ruido de fondo (1)


Y acabo. Es muy tarde, o muy temprano. Os leo, o como si os leyera en bajo:
"Impera una atmósfera errabunda, una sensación de encantamiento y falta de objetivo definido, de personas normalmente amables a punto de perder la paciencia. escrutan la letra pequeña de los envases, recelosas de la posibilidad de un segundo nivel de traición. Los hombres vigilan las fechas de caducidad; las mujeres se concentran en los ingredientes. Muchos de ellos tienen dificultades para leer las palabras impresas. Inmersos entre los estantes alterados, el rumor del ambiente y la cruda y despiadada realidad de su propia decadencia, intentan abrirse paso a través de la confusión. Al final, sin embargo, poco importa lo que ven o creen ver. Las terminales han sido equipadas con lectores holográficos que descodifican infaliblemente los secretos binarios de cada artículo. Se trata del lenguaje de las ondas y radiación, o del modo en que los muertos se comunican con los vivos. Ése es el lugar en el que, independientemente de nuestra edad, aguardamos juntos frente a nuestros carritos cargados de mercancías brillantemente coloreadas. Una hilera que avanza lenta y satisfactoriamente, dándonos tiempo para echar un vistazo a los periódicos clasificados en los expositores. Todo cuanto necesitamos se encuentra en esos expositores, con excepción del alimento o el amor. Historias de extraterrestres y de fenómenos sobrenaturales, vitaminas milagrosas y remedios contra el cáncer y la obesidad. Las creencias de los famosos y los muertos."
 [Ruido de fondo, D. DeLillo, editorial Seix Barral, pág. 429]

Amén.

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