No puedo dormir. Son ya casi las dos de la mañana, y toda la culpa tiene que ser de una coca-cola que me tomé a media tarde para aliviar el revoltijo del estómago. Enciendo la tele, me sirvo un poco de leche e intento no pensar en su sabor mientras la bebo. En realidad no sabe a nada. House; un capítulo de las primeras temporadas. Lo veo; unos bebés enferman. Dilema moral; el doctor malote decide sacrificar a un bebé, entre dos (que decida el azar; misma enfermedad, dos tratamientos distintos a ver cual funciona, qué virus es), para salvar a otros cinco o seis aquejados del mismo mal vírico desconocido. Discusión, comedura de tarro, una moneda al aire; muere un bebé para que los demás puedan vivir. Anuncios. El programa de Buenafuente en la Sexta. Entrevista a Tonino Carotone; este hombre se expresa bastante mal, farfulla, casi ni responde a lo que le preguntan. No parece nervioso, incluso todo lo contrario; se ríe mucho y sin venir a cuento, busca las palabras sin éxito y apenas construye una frase coherente. Físicamente parecido a Rafael Reig, con bastón de Antonio Gala. Buenafuente le sigue un poco el juego, pero ve que no le puede sacar mucho y bromea; "Tú te lo pasas muy bien contigo mismo". Es de Pamplona; debajo de su nombre lo definen como músico italianófilo.
Confirmo la impresión de que en varios de este tipo de programas (el Hormiguero, etc…) los invitados salen colocados. Y muy colocados; hace no mucho vi a ese guitarrista que se llama El Cigala rompiéndose de risa por nada. Se reía de su risa. La risa le empujaba a reír más. Contaba anécdotas supuestamente graciosas, pero sólo eran graciosas para él. A veces lograba contenerse un poco, como si pensara; no, por favor, te estás pasando, y otra vez volvía a reírse, y era una risa de verdad, sincera, incontenible, de llorar. El presentador de El Hormiguero también se reía, pero lo que parecía hacerle gracia era ver a su invitado tan colocado.
Sigo haciendo zapping. Una entrevista a Joan Ridao, de ERC, en CNN+. Mientras habla sobre financiación (qué tío más pesado) me imagino su vida familiar; mujer, hijos, todos perfectamente coherentes con la postura nacionalista de papá. Amigos nacionalistas, parejas burguesas y supuestamente progres que se dan la razón y se va a la cama a follar en catalán. Quizá de mayor un hijo se le haga facha, puers hay una ley qyue dice que los hijos intentan equilibrar el mundo llevándole, al menos un poco, la contraria a sus padres. Y lo contrario de Carod-Rovira es Aznar. Es decir, tal para cual.
En la primera o la gallega, ya no sé, se ve una cocina; entra Steven Segal con su coleta negra lisa. Vuelvo a House. Me quedo con la duda de saber qué iba a hacer Segal en aquella cocina; ¿un bocadillo? Da igual. House; un bebé, el protagonista, se recupera. La recuperación es milagrosa casi; de un minuto para otro. Todos lloran, esta vez de alegría. El bebé protagonista sonríe y mueve la cabeza inquieto. Los ojillos azules, calvo y con pelusilla rubia. Los padres, que dudaban si podrían afrontar la muerte del pequeño sin que por ello se resintiera su relación de pareja, se cogen la mano y se miran a los ojos, dando a entender que la relación sale fortalecida después del mal trago. Esto es una ñoñada. Ese cálculo y temor por lo que pueda pasar con la pareja más allá de la hipotética muerte del bebé me parece una mezquindad amparada por la cursilería más básica. Mientras el bebé lucha por sobrevivir a la enfermedad, la madre ya piensa en si van a poder seguir juntos después de aquello. La madre del bebé, digamos, sacrificado, ni siquiera tenía marido, o al menos no salía nunca, y era un poco entrada en kilos; su única acompañante era una chica oriental. ¿Serían lesbianas? Fuera como fuera no vuelven a salir desde que se les murió el crío, o me lo perdí mientras veía a Buenafuente. Apago la tele. Vuelvo a la cama. El camión de la basura afuera.
3 comentarios:
Debe tener su morbo eso de follar en catalán...
Lo del Cigala lo vi yo también (en su día). Aparte de colocao, yo creo que le dijeron que era un programa de humor y se lo tomó muy a pecho para subir el share y que le invitasen más veces.
A veces se nota demasiado que los chistes o las bromas entre el presentador y el invitado están preparadas. Quizás se reía tanto porque se acordaba de cuando las ensayaban. No sé. Demasiada risa. Daban ganas de darle una buena toba en el pescuezo.
Por cierto, ¿Steven Seagal todavía vive?
Joder, cómo te comprendo. Un abrazo.
Un abrazo, amigos.
¿Segal? Pues no sé. Tampoco era tan viejo.
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