19/5/09

El cazador


La autora de El cazador es Julia Leigh. ¿Quién es? Una australiana bastante joven que publicó esta novela en 1999 y se hizo más o menos conocida en el mundo anglosajón (Tropismos la editó en España en 2005). Después de este relativo éxito la autora fue adoptada como discípula por Toni Morrison. Veo una foto de la Morrison, tan enorme, escribiendo a mano, y la Leigh a su lado observando. Aprender de los grandes. Pasaron nueve años y ahora tiene una novela corta editada en Mondadori titulada Inquietud. Supongo que esperaban más de ella, después de todo ese tiempo (nueve años). Esperaban al menos quinientas páginas de novelón, y ella les da ciento y pico otra vez, y además dice haberla escrito con la mano izquierda, mientras la derecha se ocupaba en otra cosa. La imagen social de este libro nuevo es la de una novela corta gótica surrealista cruel sobre la familia. La imagen social de un libro será eso que nos hacen pensar del tal antes de haberlo leído, y muchas veces, hasta después de haberlo leído. Es la aureola que rodea al libro. Por desgracia, la mayoría de los libros no tienen más que esa aureola, que es como tener sombra sin tener cuerpo. Es con lo que trabajan los genios de hoy en día, empeñados en aclararnos (ciegos que somos) las diferencias entre un BMW y un Mercedes.

De El cazador puedo decir que me ha gustado. Quizá caiga en el vicio la autora a veces de mostrarnos lo bien que se sabe la lección, pero en fin, es coherente con lo que se cuenta y cómo se cuenta. El desfile de animaluchos extraños (reconozco mi ignorancia, no había escuchado en mi vida muchos de los animales nombrados, a excepción del diablo de Tasmania, por los dibujos animados, de los perros y poco más) y de árboles, flores, arbustos y minerales, cada uno con su nombre, es destacado. Da gusto de vez en cuando leer el nombre de las cosas, aunque esas cosas estén en Australia y nunca las vaya a ver en la vida. No quedan en todo caso como tropezones, y eso es lo importante cuando se quiere ser preciso. Logra ser precisa, no pedante. El protagonista es un cazador profesional que trabaja para una empresa de biotecnología y viaja a la isla de Tasmania para cazar el último ejemplar de tigre de la isla, del que no se está muy seguro que exista ya. Se instala en una casa con una familia cerca del altiplano. La familia es muy especial. Los primeros pasos en esa casa es de los mejores momentos del libro: es extraño el ambiente, los personajes se mueven como fantasmas. Solemos llamarle surrealista a lo que no es obvio, a lo no esperado.

La novela es minuciosa, está bien escrita y tiene lo que llaman peso moral y que tanto gusta a los lectores serios. Sí, de fondo quizá esté la sombra de El viejo y el mar. El hombre domina a la naturaleza y todo eso. En todo caso es una novela en tres dimensiones, de esas que depende por donde las mires le dicen a uno una cosa u otra.

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