16/1/09

Tenis sin pelota


Antes abrí un libro al azar y encontré las siguientes tres palabras; tenis sin pelota. Eso me recuerda al final de una película que vi por primera vez hace un par de semanas; Blow-up. Nunca me interesó mucho Antonioni, pero la película no estaba mal y me llamó la atención ese final en el que un grupo de mimos juegan en una pista de tenis al tenis sin pelota. Se mueven y se esfuerzan como si el hecho de no tener pelota fuese absolutamente secundario, insignificante. Un grupo numeroso de personas (también mimos, un ejército de mimos) observan el partido moviendo sus cabezas a derecha e izquierda, muy atentos, como si no quisieran perderse ni un golpe de raqueta a esa pelota invisible. Más lejos, el protagonista, después de una noche de locos, mira este partido de locos entre impresionado y confuso, hasta que llega a donde él se encuentra la pelota invisible, después de un golpe presumiblemente fallido. El protagonista da unos pasos (se mueve como un bailarín de ballet clásico con muelles en los tobillos), se agacha y la lanza con todas sus fuerzas. Y la película se acaba. Todo en silencio. La verdad, un silencio perfecto.

Esto me recuerda a un chiste, pero ahora no me acuerdo del chiste. Un chiste que resume una situación parecida. También me recuerda a mi hermano y yo jugando al tenis sin pelota y al fútbol sin pelota cuando estábamos aburridos en algún lugar y por supuesto sin una pelota real que lanzar o golpear. El problema de estos juegos de pelota imaginaria era que a veces una pelota se convertía en dos y cada uno se escapaba hacia la ficticia portería contraria con la misma legitimidad que el otro. Había entonces que preguntarse cuál de los dos balones era el real. Y nunca nos poníamos de acuerdo, por supuesto.

3 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Yo no sé si lo has hecho aposta, pero eso de esto me recuerda un chiste pero ahora no me acuerdo del chiste es lo mismo que jugar al tenis sin pelota. Me ha gustado mucho la frase esa del chiste; si no te importa, me gustaría tomártela prestada alguna vez, para alguna ocasión especial

Anónimo dijo...

A mí me has recordado, Mabalot, que vi hace muchos años esa película, de la que apenas recuerdo las escenas del parque y la 'cosa' extraña que descubre el fotógrafo al ampliar la imagen. Y también un detalle muy conocido por entonces: el guión estaba basado en un cuento de Cortázar. Es curioso, buena parte de una historia puede desaparecer de la memoria como esa pelota de tenis que nos obliga constantemente a girar el cuello a cada lado de la red.
Abrazos.

Mabalot dijo...

YA NO SABE UNO LO QUE HACE APOSTA Y LO QUE NO, BARQUERO. Hostias, las mayúsculas.

Y sí, don Juan; curioso. estaría bien escribir de lo que recordamos o cómo recordamos las historias, clásicos incluidos, porque además en el recuerdo la inventiva tiene mucho que decir.

Un abrazo.