17/11/08

En esas cabezas

"Cuando levanto la cabeza y veo al resto de cabezas de alumnos trabajando apenas puedo contener la risa. Resulta tan misterioso, tan curioso, tan extraño. Es como si se tratara de un cuento infantil que se susurra. La sola idea de que en todas esas diligentes cabezas revolotean apresurados pensamientos me parece que ya encierra suficiente misterio."

Robert Walser. Los cuadernos de Fritz Kocher, editorial Pre-Textos (1998).

Cuando voy a buscarla al colegio, y mientras espero, tengo ganas de asomarme a la ventana de su clase (que da a la calle) y ver qué cara tiene, y qué hace. Ella y los demás. Me parecen tan pequeños (son rodillas con cabeza) que me cuesta creer que tengan su vida independiente. Y verla ocupada en algo, haciendo trazos verticales y horizontales. Por ahora su vida escolar, principalmente, se divide en trazos verticales y trazos horizontales. El resto son juegos y borrones. Borrones enormes que ocupan un folio y representan escenas; un león durmiendo, un árbol muy grande, una nube comiendo. Tengo la impresión de que esa vida fuera (cuando no está con nosotros) es el principio de la que tendrá en el futuro; su verdadera vida. Poco a poco ocupará más tiempo, y más, hasta que lo ocupe todo.

5 comentarios:

M. dijo...

Bellísimo y cierto lo que dices. Aperta.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Es casi una sensación física. Un vértigo para el que no hay más vacío que un miedo impreciso, el que de repente nos toma ante las incertidumbres de las vidas que más queremos, las de nuestros hijos. Yo al menos lo siento así a menudo.
Un abrazo.

Mabalot dijo...

Pero no es un miedo. Yo no hablo de miedos. No tengo derecho a tenerlo; hasta es un poco injusto, por no decir algo peor. Que ella se haga mayor es lo que pretendemos; que sea independiente, feliz y todo eso. Yo hablaba de una extrañeza; igual que me sigue pareciendo extraño a veces que esa criatura que habla y camina y piensa el "ente" que salía en la ecografía con cuatro o cinco meses.
No sé explicarlo.

Pero no soy posesivo ni temo el día que se largue de casa etc... Es solamente eso, un sentimiento de extrañeza, porque hay días que casi todo me parece un poco raro.

Un abrazo.

Miguel Baquero dijo...

Precioso. Precioso de verdad. Tengo una niña de cuatro años y estoy disfrutando (y también sorprendiéndome) con ese proceso lento pero imparable que la va convirtiendo en una persona y que cada vez la llena de más secretos, de más intimidades,de más gustos distintos a los míos, de más momentos que sólo ella conoce...

Enhorabuena, amigo, porque en gran medida has expresado lo que yo no sabía decir

Mabalot dijo...

Es muy difícil entender o poder decir algo de esto; primero, por lo misterioso que puede ser la cabeza de un crío (siempre tiendo a pensar que entiende más de lo que se le supone), y también por lo implicado que estamos en ello. A veces hablar de un hijo puede ser tan coñazo para los demás como hablar del libro de uno, que nosotros vemos como el mejor y más listo y guapo y los demás ven un niño o un libro y poco más.

En fin, seguiremos investigando.