El tío Manolo es alto, dicharachero y traficante. Es más joven que el padre. Entra por la puerta de casa soltando bromas y reinando con su presencia. Se sienta en el sofá, con un café delante, y todos atienden mucho a lo que tiene que decir, que son fanfarronadas, mayormente. Las cosas le van bien, no hay problema. A veces le pisan los talones. El otro día en el sur la Guardia Civil le pegó varios tiros al coche, pero consiguió escapar, y aquí está para contarlo. Fuma mucho, sentado tiene las piernas muy abiertas, quizá para tropezarlas con la mesita de mármol, y el cuello estirado como una jirafa sorbiendo el café. Se le ve contento. Habla de los familiares, y no ve complicaciones donde casi todos las ven. Cree que la gente se toma la vida demasiado en serio, se preocupan por tonterías. Cuando se va la madre sentencia: Está como una cabra.
2/3/08
El tío Manolo
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