Nos da igual qué dice después, blablablá, blablablás de Goytisolo, pensemos en ello otro día o después de comer, con más fuerzas y más ánimo. O nunca. Nos quedamos con el primer párrafo:
"Yo nunca critico a mis enemigos porque a lo mejor aprenden", solía decir con ironía el cineasta Néstor Almendros y, al dar por supuesto que señalar a los amigos sus defectos y errores constituye a contrariis una prueba de afecto, el autor de Conducta impropia expresaba una gran verdad. En el campo político, por poner un ejemplo, la crítica útil a las causas que apoyamos no puede ser incondicional ni maniquea. A diferencia de los patriotas y exclusivistas de toda laya -aferrados a la intangibilidad de su credo religioso, nacionalista o ideológico-, el intelectual no debe ver ni pintar las cosas en blanco y negro.
¿A quién se refiere? ¿Dónde está esa gama de grises que reclama? No los veo por ninguna parte. Ese "intelectual" es un ente ficticio. El mismo blanco y negro que cuando de niño encendíamos la tele.
2 comentarios:
Yo me quedo con la columna más ligera pero mucho más emocionante de Manuel Vicent, precisamente sobre los Reyes Magos. Un abrazo, maestro.
Sí, quizá más recomendable, aunque no soy muy asiduo de la columna de Vicent. Gracias por exponer mi redacción de año nuevo en tu post.
Un abrazo, a tus pies...
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