17/7/07

"Los libros, los niños y los hombres"

"El gato con botas" (Ilustración de Gustavo Doré)
"Cuando alcanzan la edad madura, distan mucho los humanos de ser agradables a la vista: apenas dejan de observarse a sí mismos y les cae la máscara, vemos que su rostro ha envejecido diez años súbitamente, advertimos las arrugas, la piel barrosa, los ojos febriles y cansados. Nada lograrían los perfumes de Arabia par remozar esa tez que ya amarillea y se cubre de manchas. El cuello se afea, se vuelve enjuto o bocioso. Tiende el busto a encorvarse y tórnanse rígidas las piernas. La cruel Naturaleza les da a entender que ya no los necesita: pasó su tiempo, pueden ya morir.

Raras veces se conserva el alma mejor que el cuerpo. Perdió su lozanía, pues ha recibido un exceso de imágenes y la placa está ya usada. Cada vez que la imaginación ha querido lanzarse, se ha lastimado; ahora ya no se atreve. La razón adquirió fortaleza, pero ¿quién sabe? Acaso se habrá endurecido. Los adultos no gozan de libertad: son prisioneros de sí mismos. Aun en sus juegos muéstranse interesados; juegan para distraerse, para olvidar, para no pensar en el escaso tiempo que les queda. Nunca por el puro deleite del juego.

¡Cuán lejos se halla ya el reino de la niñez! Los seres que allí habitan diríanse de otra especie."

Paul Hazard, Los libros, los niños y los hombres, Editorial Juventud, cuarta edición, 1982.

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