Es esto:
"El talento es cuestión de cantidad. El talento no se demuestra escribiendo una página, sino escribiendo trescientas. No hay novela que la inteligencia mediana no pueda concebir, ni frase tan hermosa que no la pueda construir un principiante. Pero hay que empuñar la pluma, preparar el papel, ir llenándolo pacientemente. Los fuertes no dudan. Se sientan a la mesa, dispuestos a sudar. Llegarán al final. Acabarán la tinta, gastarán el papel. Esta es la única diferencia entre los hombres de talento y los cobardes que nunca empezarán. En literatura, solo existen los bueyes. Los genios son los más gordos, los que pasan dieciocho horas a día de forma infatigable. La gloria es un esfuerzo constante."
Algo parecido leí hace tiempo en las cartas de Raymond Chandler, traducidas para Emecé por César Aira.
Renard no está hablando de sí mismo, precisamente. No se está describiendo; más bien está soñando lo que él querría haber sido. Un buey, ese buey. Es una autocrítica, un ataque a sí mismo, a su escritura.
Renard no está hablando de sí mismo, precisamente. No se está describiendo; más bien está soñando lo que él querría haber sido. Un buey, ese buey. Es una autocrítica, un ataque a sí mismo, a su escritura.
19 comentarios:
Desde luego que no le falta razón. No hay por qué ser un Balzac, pero si se quiere escribir en serio, no hay otro modo de mostrar lo que se vale si no es con el trabajo constante y, sobre todo, con la reescritura. Que luego lo escrito sea más o menos valioso ya es otro asunto y tiene que ver con la sensibilidad, la capacidad de observación o la memoria. Buena entrada. Salud
Sí, estoy de acuerdo.
Escribir, guardar en el cajón, seguir escribiendo, abrir el cajón, volver a guardar...
Al cabo del tiempo algo habrá en él que podamos rescatar.
Un saludo.
Pues no sé qué decir. Utilizaré la paradoja: creo que es una tesis tan poco razonable que, en principio, me parece cierta.
A nosotros, los desmitificadores, nos gusta.
Supongo que ni el mismo Renard pensaba realmente eso.
Ciao.
Excelente, señor Conde; "es una tesis tan poco razonable que, en principio, me parece cierta."
El mismo Renard yo creo que lo pensaba porque no era eso.
Todos conocemos el caso contrario, muy defendido, de tíos como Rulfo, Rimbaud, etc... que plantaron un pino y se tiraron a dormir debajo. Alguno dirá; claro, pero ese pino era un pino señor, y otros plantan bosques que vuelan a la mínima ventolera.
Nada, yo digo; ¡Viva Balzac!...
Con la reescritura no sé. A mí no me funciona, Azófar. Yo creo que hay que escribir, y corregir, claro, pero reescribir no. Imagínate; escribo una novela de váqueros (por poner un ejemplo tonto), y si me pongo a REESCRiBIRLA, igual me sale una cosa erótico festiva, o una policíaca. O lo que es peor; una de Cela, de las que no se pueden leer porque son experimentales....
Reescribiendo siempre te acaba saliendo una de Cela. Yo prefiero una de Lafuente Estefanía.
Supongo que los hay que en vez de cajón necesitamos un contenedor de esos para reciclar papel, al lado de la ventana, para no bajar a la calle...
Un saludo, Azófar y Luz Tenue.
Puede que efectivamente el talento tenga que ver con la cantidad, porque sino quizas quedaría reducido a la ocurrencia, pero no con la voluminosidad, cosa diferente, de mayor peso, pero no específico. Supongo que el talento como el músculo precisa del ejercicio, de las repeticiones y de una nutrición acorde que impida la adiposidad malsana.
Mabalot, tengo pendiente completar la lectura de la serie nipona. Iré poco a poco. Echaba en falta su desenlace cuando estuve missing.
Un abrazo
Yo soy más de la teoría de Renard; defensor de lo que llamo cabezonería creativa. El grano a grano, el gota a gota, la voluntad por encima de la pereza o el simple genio. Ello no significa, como algunos bien habéis apuntado, que exista el rapto brillante, la obra surgida de la inspiración genial; sin embargo, esa misma grandeza repentina suele ser consecuencia de una maduración interior previa e intensa, a menudo volcánica, que finalmente vierte en lava ardiente.
Un abrazo.
A mí también me parece que Renard tenía razón, aunque supongo que si se ahonda en el asunto, introducir la variante del "género literario" tal vez no vendría mal, porque supongo que 'Cien años de soledad' o 'Pedro Páramo' o 'Crimen y castigo', por ejemplo, no se criaron en un verano, como una tomatera; pero si en vez de novela pienso en poesía, pues la verdad, tampoco me imagino a Rimbaud como un peón caminero picando almendrilla para seguir dándole a la manivela de la producción literaria. Yo creo que la literatura exige esfuerzo, pero también talento, aunque a veces el talento nos lo vendan como género de contrabando mezclado con el ingenio, con la simple ocurrencia... y líbreme dios de la prosa sonajero.
Bueno, me parece que me extendido más de la cuenta. Un fuerte abrazo.
Totalmente de acuerdo con Renard salvo en una cosa. Ya no hay bueyes. Es más: el "chuletón de buey", de tan escaso, ha sido suplantado por el "chuletón de vaca" sin desconsuelo aparente.
En literatura creo que ha ocurrido algo parecido. No lo sé.
Un abrazo
Creo que Renard tiene razón: aunque el resultado no sea voluminoso, sí lo ha de ser la tarea. No concibo que la escritura sea meramente el resultado de una inspiración momentánea, que depare una o dos frases geniales. Ya lo dice el tópico: si existe la inspiración, ha de pillarte trabajando. Y, por un principio de economía, pronto se llega a la constatación de que, quien trabaja tanto, y con fundamento (con ideas suficientes, con "abundancia de corazón"), más tarde o más temprano llegará a percatarse que una parte considerable de lo que produce es bueno. Yo también creo en la obra abundante, amigo Malabot. Claro que una obra abundante bien puede ser una acumulación de brevedades.
"con ideas suficientes, con "abundancia de corazón", sí, señor Ariza, yo veo eso también.
El famoso "Quien sabe sentir, sabe decir", de ese Cervantes que supo sentir como pocos...
Otro ejemplo, don Pío, siempre tan poco dado a romanticismos contemplativos de poeta maldito, y que por cierto le rodeaban como moscas y muchos ahora llegan a nosotros a través de los tomos de su obra. En "Aquí París" dice:
"He tenido desde hace tiempo que despedirme de este sueño agradable de dandismo, y ponerme a escribir como una máquina."
Parece que estamos todos del lado del Chuletón de buey, o de Vaca, como dice el colega Alexandrós.
Comamos, pues, de lo bueno. Y cocinemos, si es menester.
Un saludo a todos.
Mmmmh, hay buey, hay: Asador San Blas de Pontevedra. Es mantequilla pura.
En cuanto a Renard, temo no estar de acuerdo. Quizás por naturaleza perezosa, envidio a los que tú mismo citabas antes, Mabalot: los que se tumban bajo un pino señor a rascarse sus santos huevos. Saludos.
Me refería a la necesidad de la reescritura (hablo de ficción, pero también podría servir para poesía) no en el sentido de modificar la base de lo escrito, sino de buscarle nuevas formas que lo mejoren. No tanto en el fondo como en la forma. Por ejemplo, puliendo el lenguaje, reestructurando capítulos, eliminando lo superfluo o lo tedioso.
Mabalot, hablabas de Rulfo. Yo creo que Pedro Páramo no fue el fruto de una inspiración luminosa: fue resultado de un enorme trabajo, y sobre todo de una labor de reescritura que sacó más de las dos terceras partes del original para dejarnos la joya que es. Salud
Pues yo a M lo tenía (tengo) por un buey. Sí, soñará con tirarse a la bartola pero escribir escribe como un buey. Tiene la excusa de que le pagan, pero quitando eso yo sé lo que me digo.
Azófar, ya le perdí el rumbo a esta discusión. Todos decimos lo mismo; no, no se trata de cantidad, y yo también aludía a la forma, antes, más que al fondo, aunque puse ejemplos un tanto desorbitados y chorras. Cuando Renard dice "los fuertes no dudan, escriben", no habla precisamente de Rulfo, creo yo.
¿Y cómo sabes que no nos gustaría más Pedro Páramo con sus dos terceras partes en su sitio? ¿Cómo serían las novelas que se fueron al fuego de Rulfo, por ser tipo de dudas?
Llego tarde, pero es que no estaba.
Hay muchas opiniones, y muy diferentes. Aun a riesgo de decir una tontería, o una perogrullada, que es peor, yo creo que el trabajo es condición necesaria pero no suficiente, y que la otra condición necesaria pero no suficiente es el talento.
Miren hasta qué punto hay opiniones diferentes: Bukovsky.
Abrazos.
Es imposible saberlo, supongo que con más páginas Pedro Páramo habría perdido en intensidad, pero no en calidad literaria. Las obras quemadas de Rulfo, ni sabemos si es cierto que las acabó o si fueron apenas proyectos... pasa como con Max Brod, el traidor necesario, al final hay mucho mito con esto. Volviendo al origen del tema: partiendo de una mentalidad creativa, sensible y con voluntad de escribir, es preciso dedicarle gran esfuerzo y no conformarse con primeras versiones: reescribir, reescribir. Bueno, que ya aburro... abrazos.
Ayer quise comentar por la mañana y google no me dejó. A ver si puedo ahora, aunque con pereza que ya tenía escrito el comentario, y bastante convincente...
Decía, Porto, que Bukovski en ese poema dice lo mismo que más o menos viene a decir Renard. Sí, es así, para mí. ¿por qué? Porque los dos aluden a esa valentía que también puedes llamarle inspiración o talento y que es precisamente el no acojonarse ante la página en blanco, el tirar para adelante pase lo que pase.
Un talento, el talento. Después pueden salir bukovskis o Balzacs, pero ahí está, tíos que no se quedan horas y horas con la boca abierta ante el ordenador.
Hablan de lo mismo.
Le estamos dando vueltas a algo en lo que estamos de acuerdo, aunque cada uno ponga sus ejemplos, los que le valen a cada cual, y eso nos desvíe de la idea original o la veamos como distinta.
Un abrazo.
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