3/12/06

¿Ha leído a Emmanuel Bove?(1)


Este desarrapado con el perrito es, y lo digo sin exageración alguna, uno de los mayores descubrimientos literarios de mi vida. No sé cómo llegué a él, quizá lo nombra algún otro autor, o en una librería lo abro y ya está, me escapo con él a casa, como un chucho al que le dan un hueso y corre a enterrarlo. Sé que por aquí se deja caer poca gente; que los dedos de la mano sobran para contar a los lectores de este blog, pero a los que sois os cuento un secreto: sólo he leído un libro de este señor, y me bastó para quedar con la boca abierta, quizá para siempre, como si me diese una embolia. El libro se titula Mis amigos, y por la impresión que me causó, y por lo que leído sobre el autor, no creo pasarme de rosca si digo que probablemente sea uno de los escritores más importantes del siglo pasado.

No sé francés: gran putada. Para leer a Bove hay que saber francés. O alemán, traducido por Peter Handke. En español solo está publicado su primer libro, este que os digo, gracias a la editorial Pre-textos. Nunca agradeceremos bastante a Pre-textos lo que están haciendo, y no solo el qué, importantísimo, sino también el cómo. Aunque no supiese leer amaría los libros de esta editorial.

Pero vayamos a lo que importa ahora; Bove. ¿Quién era?

Nace en 1898; Emmanuel Bobovnikoff, padre ruso emigrado y madre luxemburguesa. A partir de 1916 lo tenemos en París trabajando de cualquier cosa, vagabundeando, escribiendo novelas baratas, “a cien líneas por hora, ochocientas líneas por día” para la editorial Le Petit Livre. Colette descubre su primera novela no alimenticia y la publica; Mes amis (Mis amigos). No pasa desapercibido; Rilke, Max Jacob, Sacha Guitry y otros grandes se fijan en ella y, en una palabra, alucinan. Se hace famoso. Es un escritor de culto; tiene veintiséis años cuando publica esta primera novela. Se dedica al periodismo; más tarde lo dejaría para dedicarse únicamente a la literatura. Fabienne Bradu, en un ensayo de 1997, resume perfectamente el estilo de Bove: “Su escritura rehuye la espectacularidad y se asemeja al registro de un escolar a quien le hubiesen impuesto la tarea de describir el mundo por primera vez.”

Durante la segunda guerra mundial se refugia en Argel. Allí coge el paludismo, y en 1945 muere. Como diría Javier Marías, después de morir ya no escribió nada más, aunque sea una pena. Veintitantos volúmenes de obra completa deja.

En el siguiente post seguiré contando, que hay mucho más. Ahora ahí van las primeras frases de su primera novela:
"Cuando me despierto, tengo la boca abierta. Tengo los dientes pastosos: cepillármelos por la noche sería lo mejor, pero nunca me encuentro con ánimos para hacerlo. Algunas lágrimas se han secado en el rabillo de los ojos. Los hombros ya no me duelen. Unos pelos lacios me cubren la frente. Con los dedos separados me los echo para atrás. Es inútil: como si fueran las páginas de un libro nuevo, se levantan y vuelven a caerme sobre los ojos.

Cuando bajo la cabeza siento que mi barba ha crecido: me pica en el cuello.

Me quedo boca arriba, con la nuca caliente, los ojos abiertos, las sábanas hasta la barbilla para que la cama no se enfríe.

El techo está lleno de manchas de humedad: está muy cerca del tejado. En algunos lugares corre el aire bajo el papel pintado. Mis muebles se parecen a los que venden en el rastro. El tubo de mi pequeña estufa está vendado con un trapo, como si fuera una rodilla. Encima de la ventana, una persiana inservible cuelga de unos de los lados.

Al estirarme, noto contra la planta de los pies –un poco como si fuera un funámbulo- los barrotes verticales de mi cama plegable.”

Mis amigos, Emmanuel Bove
(1924).

3 comentarios:

lugrumante dijo...

Chi, "Mis Amigos", es un libro rico, rico, rico. Gracias, amigo, por habérmelo pasado.

Alfonso dijo...

Hay otro libro más editado en castellano; se llama "Corazones y rostros" y lo editó Versal en 1990: supongo que es inencontrable (yo lo leí en la biblioteca pública), pero está muy bien, tanto o más que "Mis amigos"

Marcelo dijo...

Pues empecé a leerlo anoche y me gusta tanto, que empecé a buscar a gente que le guste como a mí.