29/11/06

Un planeta desconocido

En esta foto Carver se parece a Florentino Fernández. Murió ese mismo año, no sé en qué mes.

En un cuento de Chejov encontré la siguiente frase (¿o no era un cuento? ¿era Tio Vannia?):
"Me parece como si me hubiera caído de la tierra a otro planeta desconocido".
Los libros que me merece la pena leer dan siempre esa impresión: desde la primera frase, de repente, estamos en otro planeta, aunque nos suena vagamente, como si ya hubiéramos estado antes, en sueños, en otra vida, en una borrachera. Dejamos el cuerpo en el sillón o cama, como las culebras se dejan la piel atrás cuando mudan, y adiós muy buenas. Por eso cuando veo a alguien leyendo En busca del tiempo perdido en el metro me quedo estupefacto. En Madrid lo vi, que aquí no tenemos metro; una chica, de pie, meneándose con el traqueteo, y leyendo a Proust. Diez minutos, o menos, que dura el trayecto. ¿Cómo puede? Quizá cueste meter la cabeza y todo el cuerpo pero cuando se está dentro ya puede comenzar una orgía a tu alrededor en el vagón que tú seguirás leyendo, como un jilipollas. Tendrán que despertarte a golpes. Oiga, usted, va a seguir leyendo o se va a unir a la orgía de puta vez. ¿Eh?... qué me dice, qué orgía, ¿qué hacen todos en bolas unos encima de otros?

Raymond Carver (1939-1988) escribió cuentos y poemas. Los poemas los conozco menos pero los cuentos son la hostia. Está eso; no pueden tratar asuntos más cotidianos pero son extrañísimos, y no por lo qué se lee, sino por lo que no aparece en el cuento, o relato, cómo se le llame al género narrativo corto de ficción. Los faulknerianos no destruyen a Faulkner ni los Carverianos se cargan a su santo patrón con sus malas digestiones, pero lo apestan lo suficiente como para que algunos lectores apresurados o miopes no acaben distinguiendo una planta de su réplica de plástico. Hay mucho Carver de plástico barato hoy en día. Confunden el tema con la atmósfera, es decir, el tocino con la velocidad. Carver nunca escribe del misterio; escribe de algo intentando saber lo que se esconde detrás; ¿qué va a hacer el protagonista después de comerse los huevos fritos? No lo sabe el que escribe y no lo sabe el que lee; el que escribe sigue escribiendo para intentar saber algo y el que lee sigue leyendo por la misma razón. Carver se pregunta; ¿por qué escribo esto? Intenta averiguarlo.

Daba mucha importancia a los principios, este autor. La primera frase aparece por arte de birlibirloque, y después el relato se desenrolla a partir de esa frase, como un acordeón que se abre. Uno de los primeros relatos que escribió de su primer libro empieza así:
"Estaba pasando la aspiradora cuando sonó el teléfono. Había ido haciendo todo el apartamento y ahora estaba en la sala, utilizando el accesorio de la boquilla para llegar a los pelos de gato que había entre los cojines. Se detuvo y escuchó: luego apagó la aspiradora. Fue a coger el teléfono."
Póngase usted en mi lugar (del libro ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?,1963).
Bien; puede ser el mismísimo J.J. Millás en una de sus columnas, quitándonos el sueño con pedorretas enigmáticas, pero no. Gracias a Dios, exista o no.

¿Explíqueme el cuento? Puedo hacerlo, pero los hechos, ya digo, son y no son lo más importante. Los hechos, lo que pasa es lo único que hay a la vista, y eso es lo que acojona, que eso tan normal nos inquiete, como un frío traidor que llega sin que nos demos cuenta. Amas de casa, pajilleros de quince años, vendedores en paro, camareras, borrachos normales, no los plastas histriónicos de Bukowski, parados, matrimonios fracasados, jardineros... Y por ahí, como si nos hubiéramos caído desde la tierra a otro planeta desconocido, pero que nos suena.

Seguía la definición de V.S.Pritcher (que en mi ignorancia no tengo puta idea quién es) del cuento: "algo vislumbrado con el rabillo del ojo".

Los mejores cuentos Carver están en otros libros; Catedral, De qué hablamos cuando hablamos de amor. Editados aquí por Anagrama. Bon apetit, si no los conocéis, y si los conocéis también.

Cosas interesantes encontradas en la red; poemas, textos, y cosas de su viuda. Y frases.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Benquerido Malabot. Hasta el lunes no me incorporo al periódico, al blog (he colgado reposiciones, como las malas televisiones) y a la vida, pero no he dejado un día de visitar tu página. Esplèndida. También me has abierto generosamente otras puertas que me apresuro a cruzar: conde-duque, miserias... Mi agradecimiento. Hablas hoy de cuentos. He leìdo estos dìas la Antología del cuento triste, de Monterroso y Barbara Jacobs. Me quedo con los dos personajes de los relatos de Thomas Mann. También está Chejov. Una antología de cuentos sin Chejov es como una orgía sin rubia. Es pasmosa la facilidad con la que enreda Chejov. Escribe como mea: fluido, sin pausa, todo siempre al centro de la taza: sería la bendición de una esposa. Como te dije, también releí hasta el hartazgo los relatos de Fitzgerald. Lo había hecho con la empresa de mimetizar su estilo y escribir una novela, pero no lo haré: seré el primer escritor sin estilo y sin libro. No escribiré una mierda ni concederé entrevistas a prensa seria. Si algùn día me invita la Milà a la tele le gritaré: yo he venido aquí a hablar de mi polla. Una celebridad, pero pura. La esencia de lo que llamaste el otro dìa el bartlebysmo. La rehostia. Un cariñoso saludo.

Anónimo dijo...

Me gusta como escribes que lastima que no pongas un contacto, de todas formas excelente publicación.
Saludos.
www.bajounalunallena.blogspot.com

Mabalot dijo...

Hombre, Jabois, un placer volver a tenerte por aquí. El viaje bien, supongo. Espero que vieras el catre de kafka, porque tendrán un catre ellos, como nosotros tenemos el catre de Rosalía; y además surtido de lecturas, de lo mejor; Chejov, sí señor. Es el maestro, y no solo del cuento. te recomiendo como digo en el post los relatos de Catedral y De qué hablamos cuando hablamos de amor, están realmente bien , o así los recuerdo. Es el relato en suspensión; cuando tiras una piedra al aire, justo en el momento en que deja de subir pero aún no cae, pues eso; son eso.
Se te echaba de menos, en tu blog, y en este. Bienvenido!!!

Ana Durá Gómez dijo...

Yo, la verdad, tampoco puedo. Estar ahí, bajo tierra, sin una luz decente (la eléctrica anquilosa mis ojos), y tropezando con los miembros de toda le gente...

lugrumante dijo...

Je, recuerdo haber discutido contigo sobre el sentido de ese relato de Carver en concreto... Hoy no traigo adivinanzas o casi: entra de puntillas la próxima vez que visites mi blog, que hay un pene como un mundo plantado allí en medio (ja-ja-ja).

conde-duque dijo...

También tiene un aire a Torrente...
Un comienzo de un relato de Carver:
"Un hombre sin manos llamó a mi puerta para venderme una fotografía de mi casa".

Mabalot dijo...

Sí, Conde-Duque, leí eso de Torrente pero estoy desubicado; no sé dónde, en qué cosa de Torrente. Si te digo la verdad me gusta más el principio de Torrente, el de carver no deja de ser un poco la típica acción interrumpida por un telefonazo, y como dijo Luz Tenue "Que suene un teléfono tiene algo de cortocircuito de la rutina".
Ah, Lugrumante ya vi el platano que has piantao en el blog; y nosotros pensando que el genio de Hendrix estaba en los deditos...

Anónimo dijo...

Mabalot, me parece que no me has entendido, pero tiene su gracia el equívoco...
Me refería a que en la foto Carver me recordaba también a Torrente (no a Torrente Ballester, sino a Santiago Segura, "el brazo tonto de la ley").
Y el principio es de un relato de Carver titulado "Visor", del libro "De qué hablamos cuando hablamos de amor". (Prometo explicarme mejor la próxima vez. Es lo que tiene el estilo telegrama de los comments...)

Mabalot dijo...

Coño, yo pensaba que era Ballester el que había escrito el principio ese. Ya decía yo que me sonaba pero no sabía dónde. La culpa no es tuya, que lo dejaste muy claro, es por leer y contestar a toda pastillas los comentarios. Es que no se me parece mucho a Torrente/santiago segura; quizá si te quedas con la papada puede ser...
Por cierto no estaría mal que Ballester, el otro Torrente, tuviese una novela con tal principio. Antes de Torrente, el brazo tonto..., el Torrente que había era el escritor; después, cuando se hizo famoso el Torrente/Santiago Seguea, pensé; joder, ahora al decir Torrente a secas estamos hablando del Segura.
Pero el contexto; aquí semos tan leídos que no me cuadraba el segura.
Está bien.

Mabalot dijo...

Gaby, gracias. Un saludo. No te había visto. Por cierto, ya está el correo.

Belnu dijo...

Francamente, MAbalot, eres malvado publicando esa foto del pobre Carver, que duele a la vista. Prefiero pensar en él como antes, escribiendo rodeado de todas las citas que le ayudaban a seguir, o en el funeral de su padre, escuchando todos los siseos y murmullos que hablaban del desaparecido como si le llamaran a él: Raymond, Raymond (Cll if you need me).