27/10/06

Roberto Arlt


Cuando tenía catorce años me inció en los deleites y afanes de la literatura bandoleresca un viejo zapatero andaluz que tenía su comercio de remendón junto a una ferretería de fachada verde y blanca, en el zagúan de una casa antigua en la calle Rivadavia entre Sud América y Bolivia.

Decoraban el frente del cuchitril las policromas carátulas de los cuadernillos que narraban las aventuras de Montbars el Pirata y de Wenongo el Mohicano. Nosotros los muchachos al salir de la escuela nos deleitábamos observando los cromos que colgaban en la puerta, descoloridos por el sol.

El Juguete Rabioso
(1926).
Su primera novela. En principio su título era La Vida Puerca, pero Guiraldes, que le ayudó a editarla, le convenció para cambiarlo. Para algunos el mayor novelista argentino. Allá supongo que está bastante encumbrado, aquí en España creo que no se le hizo mucho caso, ahora algo más. Además de escritor fue inventor, y periodista. Patentó unas medias para mujer reforzadas con caucho, que al parecer parecían botas de bombero. No llegaron a comercializarse. Sus libros en cambio se siguen editando.

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