3/9/08

Crumb

No sé qué quiero decir de Robert Crumb. Me parece un tipo curioso. Bueno, algo más que un tipo curioso; es un dibujante extraordinario, y ya se sabe, el creador de ese tipo de comic llamado underground. Hablamos de los sesenta; apareció este señor para reinar entre los jipis, que lo adoraban. El comic era poca cosa de aquella. Poca cosa en cuanto a reputación artística. Quizá en esa época despega como algo más que libros baratos, o libros para niños. Un señor que dibujara dentro de viñetas no era propiamente un artista hasta ese momento. Fue uno de los primeros que convirtió aquella artesanía en arte, o más bien lo convirtieron en arte los demás. Lo único que hizo, y no es poco, fue hacer lo que daba la gana, que era lo que en el fondo se le pedía. Y no decepcionó. Es más, le cogió el gusto y hasta los jipis se echaron las manos a la cabeza. Era la época del LSD, el lavarse poco el pelo y viajar haciendo dedo. Él se dejó adorar, sobre todo por las mujeres, cosa de la que estaba muy falto, pero en el fondo despreciaba todo ese movimiento de desarrapados y escuchadores de rock. [Odiaba ese tipo de música: "Fui a un par de conciertos de rock y me quedé dormido"].

Al parecer fue un chaval corto de vista. A los cuatro o cinco años y después de alguna paliza de la profesora se dan cuenta que el niño no ve muy bien. Descubrió que el mundo no era borroso. Su hermano mayor Charles le mete en el mundo de los cómics. Se pasan la infancia y juventud dibujando. Después Charles, que quizá llevó peor que cualquier otro hermano, el tener un padre ex-marine y poco éxito con las chicas, se quedaría pegado a su madre toda la vida, y también colgado de un tratamiento psiquiátrico que no le evitaría caer en el suicidio. Robert en cambio tuvo más suerte o supo canalizar su frustración con el género femenino de una forma menos destructiva. Todo en su obra gira como un remolino hacia un centro que el sexo. El sexo, las mujeres. Dibuja sus mujeres como Rubens, si nos atenemos al gusto de ambos por pintar mujeres grandes, casi inabarcables. Aunque las de Rubens son más fofas; se ve que les temblarían las carnes si se movieran. Las mujeres de Robert Crumb llevan pantalones cortos y botas de suela gorda, con calcetines de lana doblados. De perfil tienen piernas de futbolista. Culos como mundos y son también un poco brutas. Se relaciona con ellas un tipo enclenque con gafas de culo de botella y bigote y los dientes saliendo entre los labios. O sea, él mismo. Para ese tipo las mujeres son un refugio; algo así como una caravana. Los personajes masculinos parecen querer quedarse a vivir en ellas, dentro o sobre ellas.

Me cae bien este tipo. No os dejéis llevar por la cara de graciosillo que saca a veces en algunas fotos. La timidez que nos hace parecer lo que no somos. El maestro de cómic underground es un tipo que viste con chaquetas y un sombrero de los años treinta y sólo escucha discos viejos de blues y jazz prehistórico.

Antes de mudarse definitivamente al sur de Francia a mediados de los noventa Terry Zwigoff hizo un documental buenísimo que es algo más que un biopic o un retrato de familia. Lo vi hace poco. Me acordé de El desencanto. También tres hermanos, y dos ya absolutamente instalados en la locura. Aunque el caso de los Crumb esa impresión de encontrarnos ante unos farsantes coñazo (Michi in memoriam) no se da como con los dos Panero poetas. Es especialmente penoso el caso de su hermano Charles, encerrado en casa, y que se suicidaría más o menos un año después del documental.

Resulta hasta gracioso algún pedantuelo mitificador y un par de señoras feministas escandalizadas. El documental no tiene desperdicio.

Es muy difícil para un dibujante de cómics mantener un alto nivel tanto tiempo, y Crumb lleva más de treinta años haciendo una de las obras más originales y satíricas y sinceras que pueda uno encontrar. Da igual que hablemos de cómics o de literatura o incluso de cine. Son formatos distintos pero todo viene de la misma fuente.

3 comentarios:

conde-duque dijo...

Nunca había oído hablar de este hombre, para que veas lo ignorante que soy en cómics.
En cuanto tenga tiempo veo el documental...
Gracias por descubrírnoslo.

Anónimo dijo...

gRACIAS A TÍ POR INTERESARTE. EN VERDAD OS DIGO QUE EL DOCUMENTAL ES MUY BUENO. Y el personaje merece la pena conocerlo. Yo tampoco tengo ni idea de cómics.

Un saludo.

Mabalot

brandonmarlo dijo...

Muchas gracias por el documental!
No lo conocía -y mire que me encanta Don Roberto-.