23/4/08

Los secuestradores municipales

LA SENSACIÓN de asomarse a una ventana y ver cómo nos lleva la grúa municipal el coche no tiene precio, como en el anuncio. Desengancharlo, sí, eso sí tiene precio, y después la multa. Pues fue asomarme a una ventana y ver como se largaba una grúa con el coche de uno, que no le había hecho daño a nadie ni se había arrimado a otros formando dobles filas, ni invadiendo líneas amarillas o del color que fuesen. Se me pasó por la cabeza lanzarme desde la ventana del negociado para interceptar el rapto, a lo bruto. Con no poca preocupación y maldiciendo entre dientes bajé a toda pastilla por las escaleras, pasando ya de ascensores. Como estaba en un lugar muy civilizado algunos se me quedaban mirando, como si fuesen testigos de los extremos a los que llega el tormento interior en algunas personas.

Ya estaba a punto de entrar en la carretera la grúa con mi coche y salí con el brazo en alto y gritando. Pero fuera porque los secuestradores (que parecían del ayuntamiento) estaban en su pequeño mundo de coches mal aparcados, por autismo o por simple sordera combinada con un encogimiento de hombros, el caso es que se largaron y tuve que hacer un buen trecho a la carrera hasta que les di alcance, y a la altura de la cabina de la grúa, como cuando Superman se ponía a la par de un tren y saludaba a las damas. En este caso las damas eran dos tipos malencarados que miraban al frente y meneaban un poco sus cabezas con el traqueteo del vehículo. Hay que decir, en honor al realismo, que había mucho tráfico y la cosa iba bastante lenta. Les peté en la ventanilla y el municipal volvió en sí, pues parecía estar haciendo la ronda en un viaje astral. Se hicieron a un lado y negociamos; les di mi cartera, se dieron la vuelta y vi que los dos, el municipal y el conductor de la grúa, la desvalijaban en un periquete. Me devolvieron la cartera limpia y ligera, hasta sin monedas, que sólo me habían dejado unos céntimos que no daban ni para comprar sellos. El municipal me extendió la multa, que eran 120 euros, aunque me dijo que si iba al cajero y le sacaba la mitad la cosa quedaba en nada y todos en paz. Lo mandé a tomar por culo y vi como se reían los dos, cada uno metiéndose los dedos en la nariz con mucho regocijo, y cómo sacaron un cartón de vino Don Simón y bebieron salpicando mucho, como en las películas de vaqueros cuando achican whisky. El conductor de la grúa era mayor y parecía llevar una careta sonriente en el rostro, con un ojo suelto (como si se hubiese soltado del nervio) que giraba sobre sí mismo y era gris ceniza visto de cerca, que me fijé cuando le firmé el desenganche. Llevaba un mono de color sucio de taller y una camisa por debajo con el cuello reventado y achocolatado, del moreno del pescuezo que se le había pegado a la camisa. Parecía una de esas personas sin carácter que se juntaron con quién no deben y acaban por perderse. Quizá en otra vida paralela fuese Eduardo Punset, y entrevistase a grandes cerebros de la ciencia, y este en ese mundo paralelo fuese conductor de grúa quemado por la vida. El municipal ya era otra cosa, mucho peor; se recogía la pernera del pantalón por dentro de las botas militares y le llegaba la prenda muy por encima del ombligo, pues le quedaba un trozo de camisa breve y en forma de V, lo que hace sospechar de las muchas horas de esfuerzo en gimnasios aguantando pedos, efecto este (de estar cuadrado) que se destacaba por el chaleco fosforito y acolchado, como si lo acabasen de rescatar de un naufragio en alta mar. Me miró con cara de crispado mientras ordenaba al otro desengancharme el coche, y debió escupir al suelo unas quinientas veces. Era un aspersor de babas y poco le falto para darme alguna vez.

Después se fueron a por otro, justo en la zona dónde habían cogido el mío, pues en ese lugar no se podía aparcar hoy y no quisieron entrar en más explicaciones. Suerte que había tenido, me dijeron.

5 comentarios:

El Viejo Fettes dijo...

Aquí quisiera ver yo a Kafka o a Bartleby.

Portarosa dijo...

Qué cabrones.

Portarosa dijo...

(Me ha gustado mucho, ¿eh? Por momentos, brillante.)

conde-duque dijo...

Genial. Mabalot puro (vas a acabar hasta los huevos de que te diga esto de si veo o no a "Mabalot"... ya no lo diré más).
Pero, una duda: ¿al final te quitaron algo de pasta o no?
Esas imágenes que clavas son la releche, como estar viéndolo: "...eran dos tipos malencarados que miraban al frente y meneaban un poco sus cabezas con el traqueteo del vehículo".
Y las de cómic: "con un ojo suelto (como si se hubiese soltado del nervio) que giraba sobre sí mismo".
Lo dicho. Solanísimo.

Mabalot dijo...

Sí, tan solanísimo que parece una parodia. Las parodias sólo se hacen con afecto, claro.
¿Si me quietaron pasta? Pues claro: el desenganche había que pagarlo. Todo lo demás es, eso, cómic, pero como no sé dibujar... ¡Y escribir tampoco!...

Saludos. Un abrazo.